«Yo no era lo suficientemente fuerte para decirle que se detuviera» sentencia Janis, la madre de Amy Winehouse, en una de las secuencias iniciales de Amy (2015), largometraje documental que retrata la tormentosa vida de la cantante británica a través de material inédito y que actualmente se está exhibiendo los fines de semana en el histórico Cine Arte Normandie en el centro de Santiago.
La frase se vuelve reveladora a medida que avanza el metraje y vemos que la carrera de Amy se caracterizó tanto por el talento que derrochaba así como por los escándalos que se producían en torno a ella. De aquí que todo el material recopilado por Asif Kapadia, director del documental, resulte fundamental para entender en profundidad cómo la vida de la que pequeña Amy, hija de un matrimonio judío que vivía en los suburbios de Londres y cuyos primeros acercamientos a la música fueron a través del jazz, se vio trastocada por su inminente éxito musical a nivel mundial.
El documental inicia con un video casero donde Amy saca a relucir su gran voz al momento de cantar cumpleaños feliz. A partir de este instante, vemos cómo gracias a las gestiones de su manager logra sacar su primer disco, lo que le permite independizarse de sus padres y llevar a cabo una vida en solitario. Confiesa la misma cantante que durante todo el día aprovechaba de fumar marihuana, mostrándonos ya una incipiente forma de adicción a las drogas. Luego, enamorada de su futuro marido Blake Fielder-Civil, incursiona en la cocaína, la heroína y el alcohol, sentenciando así su adicción. Entretanto, su padre gestionaba su carrera, obligándola a participar de extensas giras donde se acentuaban sus problemas y por otro lado, sus amigas más cercanas y su ex manager, intentaban que Amy llevara una vida más tranquila. Todo lo anterior sucedía con la prensa acechándola constantemente como gran telón de fondo.
Con Amy, asistimos a la crónica de una muerte anunciada por sus propios perpetradores y por la víctima. A través de un relato coral conformado por material de archivo y una serie de entrevistas a personas cercanas a la cantante que nunca vemos en pantalla, Kapadia articula cronológicamente los principales hitos de la vida de Amy que la llevaron a la fama y su posterior decadencia, donde la figura de su novio y posterior esposo aparece como un fantasma engañándola incansablemente y provocando la serie de recaídas que tuvo la artista en su lucha contra las drogas. De igual forma, estos momentos son acompañados por breves secuencias donde escuchamos sus grandes éxitos y entendemos cómo todo lo que le sucede en vida determina las letras y la emoción contenida en cada una de ellos, como por ejemplo, «Back to black», canción que fue escrita a partir de su primera gran separación con Blake.
Ahora bien, Nick Shymansky, ex manager de Amy y por quien la cantante sentía un especial cariño, es categórico al decir que hubiese sido preferible que Winehouse se internara en un proceso de rehabilitación de drogas antes que haber vivido una serie de situaciones que la llevaron a crear el éxito mundial «Back to black». Por su parte, Mitchell, el padre, parecía indiferente ante los problemas de su hija, argumentando que para él no era posible obligarla a internarse en un proceso de recuperación si es que ésta no quería. Incluso, cuando Amy estuvo varios meses recluida en una isla, Mitchell sin ningún reparo llevó a este lugar un equipo de prensa que estaba registrando su vida como padre de la cantante, alterando el apacible entorno que Amy había construido a su alrededor en aquel entonces.
No obstante, y alejado de toda polémica, el documental es claro al evidenciar el talento musical que poseía la joven británica, al ver cómo con una excelente y a la vez infantil caligrafía, escribía en un cuaderno de notas varias de las letras de sus mayores éxitos musicales, así como también la impronta que tenía su voz al momento de cantar y grabar sus discos. En este sentido, vemos a una Amy deseosa por componer y contactar a los productores musicales para que escucharan sus nuevas canciones tras cada período de inspiración que vivía luego de haber dejado las drogas.
Amy, por tanto, resulta una interesante apuesta por profundizar en una figura marcada por los escándalos y la fama musical, sin embargo, su extensa duración y su casi invisible punto de vista, hacen que pierda fuerza a medida que avanza el relato. Con 30 minutos menos de película era posible contar lo mismo y con la misma profundidad. A pesar de esto, resulta notable el trabajo de instaurar un discurso alterno al ya conocido sobre la joven cantante que murió a raíz de un coma etílico el año 2011 y, a partir de esto, visualizar los estragos que trae consigo la fama, tanto para el artista como para quienes lo rodean.
«Mamá, siempre hago lo que quiero. Deberías ser más ruda conmigo», le decía una pequeña Amy a su madre… Ella lo único que quiso durante su vida fue que alguien contuviera esa energía desbordada que traía consigo. Lástima que nos diéramos cuenta de eso demasiado tarde. Era una estrella destinada a apagarse.El Guillatún