Familias pertenecientes a las etnias de Tierra del Fuego fueron capturadas en las cercanías del Estrecho de Magallanes, llevadas a Europa y exhibidas en improvisados zoológicos. Todo esto con la autorización del gobierno de Chile a fines del siglo XIX.
El párrafo anterior —que parece ficción— es la historia del documental Calafate: zoológicos humanos. Su director, Hans Mülchi, toma el camino de la investigación como hilo narrativo. Junto al historiador Christian Báez recorre algunas ciudades europeas, siguiendo la ruta de los fueguinos que fueron presentados como animales ante la sociedad del autodenominado primer mundo.
Esta obra, más que un documental es una investigación, y su apuesta va por esa arista. Tiene un importante trabajo de reconstrucción al mostrar las fachadas de los precarios teatros donde se exhibieron familias de distintas etnias. Llegando al descubrimiento más importante cuando encuentran restos óseos de cinco Kawéskar y realizan las gestiones para repatriarlos.
El registro audiovisual es más bien despreocupado. No se reconoce una dirección con pretensiones estéticas claras, sino que se utilizan recursos predeterminados. Haciendo que se acerque más al lenguaje televisivo que al del cine.
Un aspecto interesante de este documental son los registros de comunicación que emplea mientras se desplaza por el guión. Es sincero, limpio y opera como un espejo de los diálogos en la actualidad. Esto ocurre cuando muestran en video los resultados de la investigación a los descendientes Kawéskar; en la reproducción de correos electrónicos entre los encargados del museo suizo, personas del gobierno chileno y los investigadores; y cuando ocurre la conversación por Skype que determina la primera parte del acuerdo para recuperar los cuerpos.
Si bien el documental demuestra trabajo investigativo y una buena historia relatada de forma sencilla y eficaz. Causa cierta decepción el hecho de que no aprovecha la explotación de temas que ocurren en segundo plano. Como que el registro de la realidad latinoamericana sigue enmarcado en lógicas europeas, al ser enterrados los indígenas y ser presentados con los nombres que les otorgaron sus captores; la labor del gobierno de Chile en lo sucedido y su cuasi nulo giro en la actualidad, a pesar del discurso ofrecido por sus miembros.
Calafate: zoológicos humanos es una buena investigación, sustentada de forma correcta y efectiva en el lenguaje audiovisual. El asunto es que no logra convencer acerca de la necesidad de ese formato a la hora de exhibir su discurso e información.El Guillatún