El otro día, de Ignacio Agüero
El famoso documentalista chileno Ignacio Agüero trae una cinta con una faceta íntima y social. Éste explora a través de distintos espacios que integran su casa rastros de objetos que son parte de su vida, conocimiento e historia. A partir de esto el desarrollo del film se abre a un lugar más amplio, en donde la cotidianidad en la que se encuentra la casa y la gente que toca la puerta a diario traspasa el espacio reducido del realizador a un lugar enorme, el gran Santiago, repleto de gente anónima que se enfrentará a la cámara mostrando el lado que no se ve cuando tocan el timbre.
Desde el comienzo este documental se plantea como un film exploratorio, donde la cámara se mueve de un espacio a otro en búsqueda de algo que le dé sentido al director. La trascendencia autobiográfica de los objetos que van pasando frente a los ojos se va entremezclando con una realidad social que rememora momentos dramáticos de nuestra historia, lo que genera una conexión entre lo particular de este relato con el dolor de una colectividad y un país.
De las anécdotas personales la película toma otra vía. Pasa del interior al exterior con un dispositivo claro: el timbre de la casa. Cada vez que una persona toca a su puerta, el director hace una pausa, dispone la cámara cerca del umbral y graba a los visitantes. Esta interacción ocurre fluidamente. El realizador entrevista mientras que los sujetos anónimos dan a conocer su identidad y ubicación en la ciudad. Al finalizar la conversación el director les dice a los entrevistados que ahora es él quien irá a tocar el timbre a sus casas. Es así como la producción se traslada a las calles de sectores empobrecidos que muestran una realidad muy distinta de aquella casa en la cual se grababa al principio de la historia, dejando entrever el contraste entre cada una de las viviendas que visita con su propio escenario. La diferencia está en que a pesar de que la mayoría de las salidas a terreno se dan en lugares rezagados, hay veces en que ocurre lo contrario y las vidas que se dan a conocer son más similares de lo que parece en un principio.
El resultado de todos estos componentes narrativos es la representación de un tejido social que se vale de una muestra específica que Ignacio Agüero rescata de aquellos sujetos que se detienen en su puerta. Esta selección, a pesar de a veces ser unitaria, logra demostrar una diversidad que trasciende la denominación de las clases sociales, aproximándose a matices internos que particularizan a cada individuo en cada situación, profundizando la segmentación socio-económica a limites psicológicos, de convivencia y autorrealización.
El otro día es una cinta interesante que refleja parte de nuestra idiosincrasia actual a través de medios que intentan mostrar una visión sincera del estilo de vida que llevamos los chilenos. La idea de la casualidad es quizás la herramienta que da realismo e intensidad a una película de altos y bajos. Totalmente recomendable para los interesados en retrospectivas autorales y miradas diferentes sobre las perspectivas sociales que mueven al chile de hoy en día.El Guillatún