Cuando hablamos de amor, surgen muchas respuestas, cada quien tiene su propia idea por lo que darle un solo significado es imposible. Lo importante es entender la huella que deja a su paso, este aprendizaje que es un vaso lleno de alegrías y tristezas se convierte en un libro de experiencias, que tenemos en cuenta a la hora de iniciar nuevas relaciones. De esto trata a grandes rasgos la tercera entrega de Manuale d’amore, trilogía de gran éxito en Italia, protagonizada por el brillante Robert De Niro, la atractiva Mónica Bellucci y dirigida por el italiano Giovanni Veronesi, mismo director de las dos anteriores, de gran éxito comercial en su país gracias a Che ne sarà di noi (2004), pero desconocido aún en Chile.
El gran tema en el que se mueve la película es Italia, Roma y su gente. Repleta de paisajes hermosos, colores vibrantes, personajes alegres y despreocupados. En este contexto se cuenta a través de historias paralelas, las relaciones amorosas de tres hombres que atraviesan diferentes tiempos en su vida. Sus rutinas se verán interrumpidas por la aparición de tres femme fatales; quienes les darán un vuelco radical a su ritmo cotidiano. Y será la singular aparición del Cupido taxista la encargada de dar pie, amarrar y finalizar cada una de estas historias.
Las edades del amor, su título en español, posee buen elenco, buenos escenarios, pero lamentablemente no logra algo más allá que solo ser una comedia romántica. Su propósito desde un comienzo es claro, raya la cancha y se pone del lado de lo novedoso. Al ser una película europea, busca separarse del clásico humor de las comedias románticas gringas pero al mismo tiempo apuesta con un elenco compuesto por estrellas internacionales que sitúan al film en un plano más comercial, lo que la deja coja. Sin ser necesariamente una película mala ni fome, logra compenetrarse menos con el público. En esto ayuda el hecho de que uno de los protagonistas sea Robert de Niro, que es un gran actor, pero que en este tipo de comedias, y a estas alturas de su vida, se acerca más al humor industrializado estadounidense, lo que no quita que aún así haga el mejor personaje de la película.
El guión por un lado logra el propósito de contar tres historias y producir una evolución en los personajes. En lo que no termina de cuajar es en el ritmo de las historias, sobre todo en las primeras dos. Las situaciones tienen un tiempo muy rápido, lo que hace que los acontecimientos se vean forzados. Esto deja la sensación de que las motivaciones que mueven a los protagonistas sean livianas, sobre todo en el caso de las actrices. La excepción a lo anterior, es la trama encabezada por Robert De Niro. Esta se caracteriza por tener un tiempo más prolongado, lo que profundiza más en los personajes, logrando un mayor acercamiento con el espectador.
Los argumentos que mueven las distintas historias son atractivos. El tema de la madurez; la rebelión contra un mundo que se mueve a través de la imagen; el reencuentro con el amor; la comunicación a través de la tecnología. Son temáticas actuales que se insertan dentro de una sociedad tan hilarante como lo es la italiana, y que además encajan perfectamente en cualquier parte del mundo. Quizás el problema es el estereotipo que dan del hombre italiano, retratándolo como un tipo infiel, mujeriego y amante, y la mujer por otro lado, relegada a ser un objeto sexual, lo que les quita a las actrices el potencial cómico que podrían tener.
El taxista, por último, da unión y conclusión a cada una de las historias pero a la vez es un Cupido. Esto cae en lo burdo cuando literalmente sale con un arco y una flecha para cerrar cada historia. Queda extraño y poco acorde al film.
En fin, es una película que entretiene y hace reír a ratos, tiene sus momentos lúcidos que se disfrutan bastante, pero al final deja un gusto a poco. Recomendable si se busca una comedia para pasar un buen rato de relajo.El Guillatún