El colectivo MAFI (Mapa Fílmico de un País), a cargo de la realización del documental Propaganda, lleva un par de años haciendo videos que no superan el minuto de duración. Esos videos, más que un mapa de Chile, funcionan como ventanas que permiten ver la realidad del país. Orificios dispuestos para los curiosos, como esas personas que al ir caminando por algún lugar de la ciudad se encuentran con algo que les llama la atención y se detienen a mirar. Así opera MAFI, desde el ángulo del transeúnte, de aquel que mira desde atrás, por un costado o por abajo, que entre medio del movimiento de la ciudad, tiene un minuto de visión, donde puede contemplar momentos únicos.
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Escena: una acción relacionada con la campaña presidencial, la cámara dispuesta en un ángulo no convencional, el plano fijo. Otra escena: una acción relacionada con la campaña presidencial, la cámara dispuesta en un ángulo no convencional, el plano fijo. De esa forma se componen las escenas del documental colectivo Propaganda, pero a pesar de que puede parecer repetitivo, las imágenes que ofrecen están llenas de frescura.
Así, vemos a Franco Parisi hablando de la pirámide social, de su Porsche y su casa en la Dehesa a un grupo de estudiantes; un camión, con Michelle Bachelet arriba —que nunca se ve—, y las fanáticas de la ex presidenta que se acercan a ella para tocarla o decirle algo; Marco Enríquez Ominami repitiendo un discurso —cuatro veces— para la franja electoral de la televisión; Evelyn Matthei en el discurso final de campaña, que luego termina en un baile; y dos periodistas de CNN Chile que conversan, se ríen e ignoran a Roxana Miranda, quien está a segundos de ser entrevistada.
La película, que dura sesenta minutos, opera desmitificando el discurso político, bajándolo del sitio desde el cual se impone todos los días a través de los medios de comunicación. De esta forma se muestran secuencias comunes de campaña, pero que no son entregadas con el filtro de los medios tradicionales, aquellos que juegan ese cómodo rol de instalar la cámara y armar el plano según se lo indiquen los encargados de prensa de los candidatos. Sino que aquí hay una búsqueda formal para cubrir la actividad del candidato en cuestión, pero con otras reglas. Se podría decir que desde los bordes apuntando hacía el centro, y no de frente como es lo común.
A pesar de que Propaganda limita el discurso político, quitándole la dirección vertical de la comunicación y mostrando algo más horizontal. En ningún sentido se trata de una obra de consumo popular. Es un ejercicio audiovisual que posee un lenguaje más ligado a una elite cultural. Con códigos que están alejados del público general, como el plano fijo por ejemplo. Lo que finalmente reduce un poco el hecho de desenmascarar el show político. Ya que el público que accede a esta película, no es necesariamente aquel que cree en esos discursos ni en la pirotecnia electoral, sino que se encuentra más cercano al escepticismo.
Aún así Propaganda es una obra que se agradece por su frescura, originalidad y buen humor. Porque si bien es imposible recordar la totalidad de escenas, hay algunas que valen por todas las que se olvidan.El Guillatún