Stories we tell es un documental arraigado en la familia, en la historias que ocurren en ese núcleo y, lo más importante, como se cuentan éstas y van variando con los años, alejándose de la verdad, convirtiéndose en mitos o adquiriendo la posición de verdad ineludible.
La directora Sarah Polley realiza una serie de entrevistas a sus hermanos, su padre (Michael), tíos y amigos de su madre (Diane), conocida actriz canadiense que murió de cáncer antes que Sarah cumpliera 11 años. La intención de estas entrevistas es repasar los detalles del origen de Polley, es decir, si el padre con el que ha estado toda su vida, Michael, es su padre biológico. Pero para llegar a ese punto, el relato cubre toda la vida de pareja de sus padres.
La columna vertebral del documental es un relato escrito y leído por Michael. La lectura de esa especie de nouvelle es grabada por Polley, quien interrumpe en algunas ocasiones y obliga a Michael a repetir ciertas secuencias. Este hecho es fundamental en la estética única que posee la película, pues al interrumpir la historia en momentos de gran sensibilidad, la autora juega con las convenciones sobre la forma de emocionar. Ella rompe la continuidad en algunos momentos que son preciosos, pero al hacerlo, la historia se mueve en un campo nuevo, en una estética propia, que además de poseer un valor en sí misma, funciona de forma perfecta en cuanto a desestructuración del relato, logrando una emotividad distinta.
Respecto a las imágenes el documental ocupa distintas técnicas. El foot footage (edición de grabaciones realizadas por otras personas) de algunos videos familiares, las entrevistas clásicas del formato documental, donde cada integrante de la familia cuenta «su verdad», la grabación e interacción con el narrador de la historia y recreaciones de momentos claves del relato filmados con cámaras super 8.
La multiplicidad de formatos y técnicas empleadas, corresponden más a una necesidad que a un ejercicio de esnobismo. Resulta difícil imaginar un resultado parecido al obtenido sin que Polley rebuscara en las distintas formas, clásicas y novedosas, que harían que su película dijera y mostrara lo que pretendía.
Stories we tell podrá ser muy buena a nivel técnico y estético, pero es mucho más que eso. El documental se juega la vida en otro punto, que es el de las emociones, pues la película tiene la capacidad de llevar al espectador a través de distintos sentimientos, de sorprenderlo de forma constante y de decirle que las historias que les cuentan operan en distintos niveles de verdad, mito y engaño.El Guillatún