Sobre el tema que me propuse desarrollar para esta columna —la sección C de una canción— encontré bastante poco en internet. Mucho tutorial, mucha fórmula para componer canciones, pero ningún tipo de reflexión sobre esa pequeña parte de este corto recorrido que nos transporta a un mundo aparte por unos minutos. Pero antes procedo a explicar, la «parte C» (puede incluso ser D o E) en una canción popular vendría siendo un agregado a la alternancia estrofa-coro y que generalmente aparece pasada la mitad de su duración. A veces se le confunde con lo que los gringos llaman «puente» (bridge) y que no siempre es lo mismo, para mí puente no es más que una bisagra entre la estrofa y el coro que eleva la tensión para resolver en este último. Yo nunca he entendido bien si la «parte C» cumple la función de sorprender al oyente o bien de alterar la monotonía de la canción, incluso algunas veces la he sentido como una sección un poco forzada que a veces no es necesario incluir, tesis que procederé a desarrollar en esta columna.
Como he contado en otros escritos de El Oído Medio, muy influenciado desde niño por los Beatles empecé a componer canciones a temprana edad, y siempre sentí casi hasta como una obligación el agregar esta nueva sección, que la canción no estaba completa si no tenía este pequeño desvío en el viaje, que puede no tener repetición o bien aparecer dos veces, siempre a continuación del coro. Muchas veces quedaba con la sensación de que había una nueva canción ahí, en esa pequeña sección, como un puente para otro mundo que nunca llegaría a concretarse. Una especie de raíz nueva que no iba a engendrar ningún árbol, sino que quedaría como una rama más, la rama chueca o la que no desarrolló frutos. Actualmente puedo hasta imaginar un mundo paralelo en el que todas las secciones C tuvieron su desarrollo propio y llegaron a convertirse en otras canciones, como un universo al que se llega a través de un agujero negro. También lo he llegado a pensar como esos personajes secundarios de series o películas que después llegan a tener su propia temporada (los llamados spin-off), como por ejemplo el abogado Saul Goodman de la serie Breaking Bad, que pronto estrenará su propio programa. Dejo la idea por si alguien algún día se anima a hacer spin-offs de las partes C de sus propias canciones.
En fin, ¿por qué llegué a pensar en todo esto? Hace pocos días me tocó bailar en una fiesta (no suelo bailar muy seguido, soy más bien de escuchar) la canción «Psycho Killer» de la banda Talking Heads, canción que si bien he escuchado bastantes veces y es habitual en las pistas de baile, pertenece a su disco debut, el cual no he escuchado lo suficiente. Fue el primer hit de la agrupación y está basado en una irresistible línea de bajo y en un no menos atractivo coro que reza: «Psycho killer, qu’est-ce que c’est». Y hasta entonces todo se desenvuelve según lo planeado, el relato de los pensamientos de un asesino serial que da cuerpo a las estrofas se alterna con el coro bilingüe. Y llegó el momento (mientras estaba bailando) en que escuché a la banda cantar otra canción, supuse que era un megamix o habilidad del DJ para empalmar con otra pieza al mismo pulso, llegué incluso a preguntar qué canción es. Pero no, para mi vergüenza descubrí rápidamente que se trataba de la «parte C» de la canción (minuto 2:13 en el video), cantada casi completamente en francés («Ce que j’ai fait, ce soir-là ce qu’elle a dit, ce soir-là»).
No la recordaba, quizás nunca puse realmente atención a esa parte y me maldije como melómano. Y claro, es una sección muy corta que no tiene repetición y llega a cumplir hasta una función como de clímax, ya que aleja a la canción brevemente de la tonalidad inicial y la recupera aparentemente sin mayor esfuerzo a los pocos segundos empalmando con la línea de bajo característica. Durante el camino de regreso a casa me imaginé toda una nueva canción que podría haber nacido de esa sección, me pregunté como su compositor (David Byrne) llegó hasta ahí y empecé a pensar en otros ejemplos similares. Pero en un rápido recorrido me encontré con canciones tan perfectas como «Just the way you are» de Billy Joel o «I just can’t stop loving you» de Michael Jackson y no pude imaginar nada derivado de sus partes C, las cuales están ensambladas al resto de la canción con cemento firme. Volví a casa derrotado en mi tesis y con ese universo paralelo pasando al olvido, pero feliz de haber ideado algo que no encontré en internet.El Guillatún