1974: Población Tejas Verdes es una obra de teatro que aborda la intimidad de la tortura militar en tiempos de la dictadura con el fin de acercar este relato al espectador y hacerlo más «humano», más real. Está tan manoseado el tema de los detenidos desaparecidos y de los ejecutados políticos que se ha producido un bombardeo sin igual de discursos políticos, amarillistas/sensacionalistas y por sobre todo aprovechadores para captar la atención y adhesión de un pueblo lastimado. He aquí el gran acierto de Pablo Barbatto (director de 1974: Población Tejas Verdes): crear un trabajo artístico que devele la dimensión humana de sus personajes, más que su lado político o social. Más allá de la bondad o la maldad, nos muestra cómo una persona puede llegar a cometer actos criminales debido a las circunstancias que le ha tocado vivir. «Detrás de cada persona hay una historia». No es una justificación, es una forma de comprensión.
1974: Población Tejas Verdes se desarrolla en el Campamento Nº 2 de Prisioneros de la Escuela de Ingenieros Militares «Tejas Verdes» ubicado en los alrededores de San Antonio, Región de Valparaíso. Este sitio funcionó desde el 11 de septiembre de 1973 en adelante como centro de tortura en el que también se entrenaba a agentes de los diferentes servicios de inteligencia en métodos de tortura y represión. Un funcionario de las fuerzas militares es ascendido y traslado a este lugar con el fin de cumplir funciones institucionales. Él, por amor y lealtad a la patria, facilita una bodega del patio de su casa como sala de interrogaciones. De a poco este «patriotismo» va provocando en él un desencuentro familiar con su esposa, una carga emocional gigantesca, una culpabilidad innegable, un callejón sin salida que sólo encuentra una forma de liberación. ¿Qué haces con toda la basura?, le pregunta a su soldado. «La hago desaparecer».
Una obra tensa, incómoda a veces y con un trato muy delicado. Una dirección que maneja los silencios de buena forma, provocando un realismo a veces exagerado, que recuerda el efecto similar que provoca el estilo de Cristián Plana en obras como Castigo, quizás abordado de manera distinta, pero con un toque sutil que comunica bastante sin decir nada. Las actuaciones destacan y el desempeño del elenco es bastante interesante, logrando llevar a escena una obra desgarradora y trágica. No se salen del lenguaje planteado, manteniendo siempre un ambiente tirante que desespera por su falta de «vida», su carencia de risa, amor, alegría… es que así fue la dictadura… o no?
Otro punto valorable, mencionado antes brevemente, es el punto de vista que se presenta en esta obra, alejado del panfleto y del discurso fácil, el enfrentamiento con personajes tridimensionales, que si bien están al borde de lo humano no pierden esta condición por más brutales que sean sus actos. El militar también siente, también sufre, se ahoga en su propia maldad, y se da cuenta de que tiene que solucionarlo, o por lo menos escapar.
Una propuesta interesante, que lleva al espectador a un viaje especial por «Tejas Verdes», un descubrimiento silencioso, serio y profundo. 1974: Población Tejas Verdes dirigida por Pablo Barbatto y con las actuaciones de Catalina Osorio, Gabriela Arancibia, Gastón Salgado y Juan Esteban Montoya se presenta en el marco de «Teatro: 40 años del golpe» de la Fundación Teatro a Mil del 29 de agosto al 14 de septiembre a las 20:00 hrs (jueves) y 22:00 hrs (viernes y sábado) en Teatro del Puente.El Guillatún