El Guillatún

La condena de los condenados


Ceremonial del Macho Cabrío. Hasta el 9 de junio en Matucana 100.

Ceremonial del Macho Cabrío es la última obra escrita a la fecha por el dramaturgo chileno y Premio Nacional de las Artes de la Representación (2011), Juan Radrigán. Se presenta por primera vez en el espacio Bunster de M100 bajo la dirección y puesta en escena de Alejandra Gutiérrez y con un poderoso elenco: Marcela Medel, Alex Zisis, Karim Lela, Claudio Marín y Sergio Gajardo, entre otros.

La obra se financió a través de un Fondart y se presentará de miércoles a sábado a las 20:30 horas y los domingos a las 20:00 horas hasta el 9 de junio. El principio articulado de la obra es uno de los principales temas tratados por Radrigán: la marginalidad social transversal a toda época, que nace de un contexto político y cultural que genera un puente entre la vida y la muerte.

Cuatro muertos en un cementerio chileno comparten el objetivo de buscar una solución a la terrible y determinante notificación que les dieron: «Aviso importante: este nicho deberá ser desalojado». Una nueva condena que recibieron por el no pago de sus tumbas. El Estado ha decido sentenciarlos a la aniquilación de sus restos de existencia mediante el lanzamiento de sus huesos al foso común. Así, los personajes emprenden la búsqueda por una fe divina y una benevolencia humana que los mantenga en la eternidad y los salve de la desaparición.

Los personajes divergen en ideas, épocas y pasados. Rosa Araneda con sus versos cantados y su determinación; Lincoyán, el boxeador «casi» profesional que alienta a todos a dar la pelea hasta el final, y Pedro, el hombre volcado en la fe absoluta en Dios y en su paraíso. Sobre el escenario también está Domingo Zárate Vega, más conocido en vida como el «Cristo de Elqui». En este éste último es donde los demás personajes —luego de muchos cuestionamientos, mezclados con algo de humor y cantos—, encuentran el objeto de su salvación.

El antiguo profeta se avergüenza de su pasado y se niega a representar al «Jesús de los muertos» porque su fe y desprecio a ella es más verdadera que su pasado. Aun así los personajes lo suben al podio y le ruegan por mensajes de salvación, sólo por la esperanza de no ser nuevamente condenados. Ahí entra en escena otro grupo de muertos liderados por un payaso que escucharon que el salvador estaba entre ellos. Los cinco personajes se presentan ante Domingo Zárate Vega y le rezan cánticos para iluminar su fe de nuevo.

Con una reflexión sobre la realidad de los olvidados, la obra intenta acercar esta situación de desolación e injusticia que vive este grupo de muertos. Lo único que ellos piden es ser respetados, porque a pesar de que sean huesos, aún ocupan un espacio en el tiempo y son la huella de lo que han dejado. Con un tono trágico lleno de humor negro, el espectador es testigo de la desesperación de los que ya no pueden ni estar en la memoria.El Guillatún

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