A media cuadra del Metro La Moneda está el Teatro Camilo Henríquez, una de las reliquias de las artes escénicas de la década del 50. Funcionaba como sala para los primeros ensayos de los estudiantes de la Universidad Católica cuando el teatro universitario comenzó a surgir, quizás por eso se eligió este lugar para presentar desde el 8 de noviembre hasta el 8 de diciembre la obra escrita y dirigida por Carla Romero (actriz de Villa+Discurso y La Negra Ester). Se trata de Oriente, una puesta en escena que reúne a cinco personajes que deciden tomarse la Universidad Católica de Chile para presionar a las autoridades gubernamentales a escuchar sus demandas estudiantiles.
Los actores aparecen en escena decididos a formarse en línea y combatir por sus ideales, pero siempre hay uno que aún no está listo para hacerlo por alguna u otra razón. La impaciencia va creando un ambiente de tensión que desemboca en lo esencial de la obra: qué cosas separan y qué cosas unen a este grupo de estudiantes. Están todos ahí luchando por un mismo ideal, hablando de lo importante que es la educación, de acceder a ella y aprovecharla; y lo injusto que es el Estado al pensar que la educación puede ser vista como un bien de consumo, y que por lo mismo, funciona bajo las leyes del mercado. Pero el ideal no es el que se fragmenta, sino que los jóvenes develan una gran fractura entre sí.
La obra es dinámica porque los personajes tienen pasados diferentes, motivos diversos y situaciones sociales variadas. Algunos se mueven desde la rabia y el resentimiento, algunos luchan por marcar la diferencia y otros por entregar el privilegio de la educación gratuita a las generaciones futuras; unos son más soñadores y otros más aterrizados. Cada personaje tiene su propia forma de transmitir sus ideales, y éstas chocan entre sí generando una constante discusión que parece separarlos más que unirlos. Pero son justamente las contradicciones y discrepancias las que van dando forma a la empatía y su valor fundamental en la lucha por la transformación de un país que está fragmentado por su desigualdad social y por su pasado fracturado por la dictadura.
La puesta en escena juega con una iluminación interesante que se genera a partir de los pequeños hornos eléctricos que los personajes usan para cocinar pan. Hay varios momentos en que las explicaciones de situaciones actuales son planteadas de maneras muy lúdicas, mezclando a veces los temas serios con algo de risa, y a veces algo de canto. Pero lo más conmovedor de Oriente es su dramaturgia. Cada personaje tiene una instancia de comunicar su contexto y pasado a través de un monólogo que genera en el público un suspiro, tanto por la calidad del texto como por la perfecta interpretación de los actores. La obra cuenta con un elenco compuesto por Juan Anania, Verónica Medel, Macarena Rozic, Ricardo Parraguez y Mercedes Mujica (protagonista de Raíz, película ganadora del Festival de Cine de Valdivia).
Oriente es un montaje interesante que reflexiona de manera muy honesta las discrepancias internas de un grupo supuestamente unido, y que expone de manera más honesta aún, la importancia de esa diversidad de orígenes y motivos por los que los jóvenes llegan a unirse en pos de la lucha por un mismo fin. Su reflexión se impone a través del crudo y sincero texto de Romero y la dinámica interpretación de los actores que inspiran e invitan a los espectadores a creer en la toma como acto simbólico de la demanda por una mejor educación digna, verdadera y para todos.El Guillatún