Con poca frecuencia la cultura y sus temas relacionados acaparan titulares o logran ser temas de contingencia. Sin embargo la cantidad de proyectos que buscan lograr una mayor equidad cultural y, al mismo tiempo, las deficiencias y los problemas que impiden que ésta se logre, siguen estando presentes desde hace varios años. Dentro de los principales logros está todo lo relacionado a la Fundación de Orquestas Juveniles y sus proyectos de enseñanza. También podemos señalar las orquestas regionales que han obtenido fondos del consejo de cultura y que pese a estar ligadas a una institución, realizan una itinerancia permanente con el fin de difundir el arte a lugares más alejados y de menores recursos. Por el lado de las deficiencias está la gran desigualdad en el acceso a nivel educacional y que también puede ser visto en la dispar presencia de centros culturales en relación a la cantidad de habitantes y los recursos de sus comunas, y el constante financiamiento a la producción cultural con poco apoyo a la demanda, que en palabras más simples es el desarrollo de audiencias. El propósito de esta columna es explorar las deficiencias, describir las fortalezas de los proyectos que están en la dirección correcta y señalar posibles soluciones que puedan lograr la tan ansiada equidad cultural que se ha tratado en diversos foros y columnas al respecto.
En primer lugar, un rápido análisis de los centros culturales en la capital permite apreciar una gran concentración en zonas céntricas y zonas altas de ésta. Sin embargo, el resto de la población no cuenta con lugares de similar envergadura y frecuencia en la programación. Es cierto que el ciudadano puede desplazarse, pero en ciudades de gran magnitud y de problemas de tránsito esta opción aumenta en dificultad. Por otro lado existen aspectos de difusión, diversidad y obtención de recursos que no son parejos para todos. Esto determina un cambio en la política cultural, en donde el principal objetivo es intentar intervenir el espacio donde se desenvuelve la audiencia a través de itinerancias o espectáculos simultáneos, es decir en el recinto tradicional y mediante presentaciones de extensión. Ejemplos como lo que realiza la Orquesta de Cámara de Chile es una opción a imitar.
En segundo lugar, el tema de la educación artística y cómo ésta se trata en los diversos establecimientos escolares marca una diferencia que en gran medida está determinada por los recursos económicos que la institución posee. Si hablamos específicamente de la asignatura de educación musical, rápidamente es posible ver que se necesitan instrumentos y docentes especializados que permitan el aprendizaje a los alumnos. Es así como establecimientos educacionales que han presentado el deseo de formar una orquesta han contratado diversos docentes que ofrecen talleres de instrumento para una serie de estudiantes que posteriormente formarán la orquesta de la institución. En colegios de menores recursos, donde frecuentemente un profesor de música es la persona a cargo de la asignatura artística, los estudiantes no cuentan con las mismas oportunidades. Es en estos casos cuando uno se pregunta sobre la posibilidad de que ciertos fondos del Estado intenten reparar o subsidiar esta posibilidad. Si en algún momento la posibilidad de formar orquestas o desarrollar las habilidades en profundidad por los estudiantes llega a ser parte fundamental de los programas escolares, el objetivo de la equidad necesitará una mayor cantidad de recursos focalizados para lograrla.
En tercer lugar, un problema a la hora de difundir la música clásica a través de conciertos de cámara, orquesta, y otros similares es el hecho de que no todas las comunas poseen temporadas de conciertos regulares año tras año. Este aspecto es fundamental porque la posibilidad de recitales regulares logra que en mediano plazo la audiencia se desarrolle debido a la frecuencia y periodicidad que actividades como éstas poseen. No importa si el primer año el resultado a nivel de público no es bueno; lo fundamental es que las tendencias sean positivas en un plazo determinado que dé oportunidad de mejorar y de obtener retroalimentación de parte de la población. Y son estos casos en lugares de menores recursos donde los fondos del Estado a través de municipalidades, fondos de cultura o donaciones son vitales. No solamente es necesario financiar la producción artística, sino que más importante aún es fomentar la demanda del arte a través del desarrollo de audiencias. Y en este sentido los fondos públicos deben garantizar un acceso equitativo, razón por la que la necesidad de elaborar un mapa cultural que permita un análisis de esta realidad, se hace imperativo.
No obstante, es necesario señalar que hay iniciativas que van en la dirección antes señalada y que han logrado combinar calidad artística con desarrollo de audiencias, con el fin de lograr una equidad cultural como principal objetivo.
La Fundación de Orquestas Juveniles desde sus inicios y a través de la formación de distintas orquestas a lo largo de Chile ha buscado integrar y educar a estudiantes a través de la enseñanza de la música clásica. Esta iniciativa ha ido creciendo sostenidamente y ha logrado mantenerse gobierno tras gobierno. Además, su presencia se desarrolla a lo largo de todo el territorio nacional, y dentro de su catastro se encuentra una gran diversidad de orquestas infantiles y juveniles en relación a características sociales, geográficas, y económicas. Más aún, recientemente se anunció la creación de una escuela-academia que dará la posibilidad de aprendizaje a aquellos alumnos seleccionados que estén interesados en la música clásica y de manera gratuita. Este punto intenta combinar los objetivos sociales y artísticos en calidad y cantidad, aspectos que siempre han estado en tensión debido a que es difícil lograr un desarrollo simultáneo entre ambos sin priorizar uno de los dos.
En segundo lugar, podemos ver a todas las orquestas regionales que fueron fundadas y/o apoyadas hace algunos años gracias a fondos del Consejo de Cultura tales como la Orquesta de Valdivia, Orquesta Marga Marga, entre otras. El elemento distintivo que éstas presentan es la itinerancia a la que están comprometidas por la génesis misma del proyecto. En este sentido, no sólo realizan conciertos ligados a la institución que las cobija, sino que también viajan a distintos lugares ofreciendo conciertos de la misma calidad, con programas diversos que permiten al público que no está acostumbrado a esta manifestación, el comenzar a apreciar la música orquestal. Si a esto sumamos la constante actividad que realiza la Orquesta de Cámara de Chile, a través de conciertos en teatros e iglesias en diversas zonas de Santiago y la quinta región, podemos afirmar que las orquestas de cámara están cumpliendo un rol vital en la difusión y la formación de audiencias.
En vista de lo expuesto anteriormente podemos señalar que pese a las dificultades y problemas que presenta el medio cultural y musical en Chile, existen iniciativas que marcan la pauta en la forma de organizar y proponer proyectos que combinan calidad artística junto a una labor de difusión que permita alcanzar todo tipo de audiencias. Sin embargo, la pregunta que emerge inmediatamente es cómo lograr que más actores caminen en esta dirección. De esta manera hay dos elementos que pueden ayudar a fomentar y a trabajar de manera conjunta aumentando el universo de audiencias al cual se puede acceder, y a la vez lograr un mayor número de temporadas y conciertos en lugares que no cuentan con los recursos para financiar por ellos mismos eventos de este tipo.
Las universidades y los centros de formación artística como conservatorios y facultades de música tienen un rol fundamental. Además de organizar conciertos en salas y centros culturales tradicionales, es posible lograr coordinar la realización de conciertos en lugares que no cuentan con los recursos necesarios para organizarlos. De esta manera, conjuntos de calidad previamente seleccionados por las escuelas, podrían ayudar a conformar una serie de recitales y actividades pedagógicas en comunas que no tienen la posibilidad logística de postular a fondos de cultura y que tampoco tienen los recursos necesarios para financiarlos por sí solas. En este sentido, un paso previo sería determinar de forma seria qué localidades califican dentro de estas características. En otras palabras, un diálogo y coordinación entre las políticas públicas tradicionales con las políticas culturales de desarrollo de audiencias.
Por otro lado, es necesario que los fondos a actividades artísticas en el país no sólo estén relacionados a la generación de la producción artística, sino que también es necesario que éstos se enfoquen en lugares que no poseen una oferta que permita satisfacer la necesidad de poblaciones que no tienen mucho contacto con la música clásica. De esta manera se puede apoyar a las municipalidades aprovechando sus departamentos culturales, o simplemente elaborar propuestas que determinen la realización de proyectos a largo plazo, en localidades de menores o escasos recursos y que no cuentan con centros culturales desarrollados o similares a los más avanzados de la capital. Y en este caso, se pueden utilizar escuelas, iglesias, o incluso gimnasios para realizarlas. Si no se cuenta con un espacio predeterminado, es posible adecuar otro espacio con el fin de realizar recitales, conciertos educacionales, etc.
Si lograr una equidad cultural en el acceso es un objetivo primordial, es necesario focalizar recursos con el fin de ofrecer temporadas e itinerancias, ya que los incentivos económicos por sí solos no garantizarán una oferta de actividades artísticas y culturales sostenidas en el tiempo. De la misma manera, y complementado con esta focalización, el dotar a la educación artística de mayores recursos y herramientas es fundamental en este desarrollo de audiencias, ya que en muchas ocasiones es el primer contacto que el estudiante tiene con la música clásica. Siguiendo el ejemplo de las itinerancias de las orquestas regionales, es posible lograr el objetivo a través de una identificación de los lugares que no cuentan con estas herramientas y recursos para lograrlos por sí solos. Y de esta manera universidades, fondos de cultura, y centros culturales pueden trabajar en una misma dirección combinando calidad en los objetivos artísticos y sociales que se persiguen.El Guillatún