Nunca antes tantos músicos nacionales se encontraban en el extranjero perfeccionándose mediante estudios de postgrado o haciendo carrera como intérpretes y pedagogos. En parte se debe a que las formas de financiamiento han aumentado provocando un alza en los músicos dispuestos a ejercer esta travesía. Sin embargo, la gran interrogante es si el país podrá recibir a estos músicos que tienen o que desean volver. Y es aquí donde un análisis a nuestras instituciones de educación superior en música es necesario, para ver si existen los deseos, la infraestructura y la visión necesaria para dar el salto e incorporarlos.
El primer punto es ver si nuestras universidades que imparten carreras ligadas a la música buscan incorporar a músicos profesionales que han realizado perfeccionamiento en el extranjero. Y una forma de hacerlo es preguntarse, ¿cuán importante es la obtención de un postgrado para conformar las plantas de profesores? Si no tienen postgrado, ¿qué reconocimientos en concursos internacionales tienen? Porque en las artes musicales ambas son maneras fundamentales de adquirir experiencia en el extranjero, desarrollando redes y cuestionando en forma positiva y negativa la enseñanza que se ha recibido en el país.
El análisis no es fácil, debido a que la información de profesores en algunas instituciones no incluye muchos detalles de su biografía. Pero una vez realizado, la impresión es que la idea de incorporar académicos y profesores más calificados en el sentido descrito, es algo que se va incorporando muy lentamente, sobre todo porque generacionalmente, no es posible afirmar que el postgrado o los reconocimientos internacionales fueron determinantes en la incorporación. Si a esto le sumamos testimonios (que serán parte de una columna aparte), que relatan cuán difícil es la reinserción, la situación se torna más complicada.
Básicamente, nuestra formación de pregrado es puesta a prueba cuando el músico opta por estudiar en escuelas de prestigio internacional. Y es en el proceso de admisión a escuelas extranjeras donde se enfrenta el primer obstáculo, ya que éste pone de manifiesto el nivel de la enseñanza recibida. Por esta misma razón, el músico que sortea esta valla, y es capaz de obtener el grado deseado, puede volver al país para subir el nivel a través de la corrección de los aspectos negativos que se pudieron evidenciar durante su estadía en el extranjero. Los concursos comprueban que el nivel está acorde al desarrollo internacional y de esta manera se confirma que se va por el camino correcto.
Por esta razón es fundamental que los profesores jóvenes que comienzan a hacer su carrera académica tengan estas experiencias, que es la única manera de confrontar los conocimientos adquiridos en nuestros conservatorios y escuelas nacionales. Para las generaciones anteriores la posibilidad de salir de Chile para realizar estudios era menor, por mayor dificultad de financiamiento y porque el mundo estaba mucho menos interconectado que ahora. Actualmente, el abanico de oportunidades es grande y el tomarlas, en caso de que se quiera optar por este camino, es fundamental. El no incorporar músicos profesionales jóvenes con experiencia internacional puede provocar que el cuestionamiento necesario a nuestras guías de enseñanza musical no se presente; y esto provocaría un estancamiento en el nivel de ejecución musical.
Por ejemplo, mucho se ha hablado de la escuela de guitarra clásica chilena. Y justamente ese salto internacional se dio a través de un cuestionamiento a la forma en cómo se enseñaba la guitarra, viajando a Europa y viendo el nivel que se estaba dando en ese continente, para así confrontarlo con el nivel necesario para optar a premios internacionales. Ernesto Quezada tuvo un rol fundamental en esto. Y este éxito se debe a una búsqueda musical profunda y no sólo relacionada a la obtención del premio, porque el fondo es la búsqueda de cómo llevar el nivel de interpretación a un lugar más alto. Por esta misma razón los reconocimientos internacionales de gente como Luis Orlandini, Romilio Orellana, Carlos Pérez, José Antonio Escobar, Wladimir Carrasco, entre tantos otros, confirman esta tendencia. Hay casos en otros instrumentos, como la pianista Paulina Zamora con un doctorado en Estados Unidos, Cristian Gutiérrez en instrumentos antiguos y con una maestría en Holanda, y Liza Chung con maestría en Yale e Indiana.
Es justamente el ejemplo señalado anteriormente el objetivo que cada institución debe buscar. De la misma manera que distintas escuelas de literatura, sociología, economía, historia, buscan profesores con postgrado que renueven las directrices presentes en esos departamentos; que traigan y confronten nuevas teorías; que incorporen nuevos cursos; que hagan sentir a los estudiantes que no están lejos de las instituciones líderes a nivel mundial. En el campo nacional, el área de la musicología, debido a su connotación ligada más a la academia propiamente tal, ha incorporado una serie de docentes con doctorados obtenidos tanto en Chile como en el extranjero.
En el mismo sentido, la incorporación de estos músicos con postgrado puede ayudar a implantar la experiencia extranjera donde los departamentos de música están más interconectados con las otras facultades de la universidad, algo que no se da con facilidad en Chile. Por el contrario, los departamentos de música en Chile tienden a estar aislados, y a funcionar como conservatorios de principios del siglo XX, donde la idea del músico clásico como concertista era la visión única. En el extranjero, estudiantes de distintas carreras pueden tomar clases en departamentos de música, y los mismos estudiantes de artes musicales pueden tomar cursos en otros departamentos sin mayor dificultad. Esto ayuda a que el músico se forme de una manera más holística, estando mejor preparado para los desafíos del mundo actual.
Porque de una u otra manera, la incorporación de músicos con experiencia internacional y su comunicación con las generaciones más jóvenes, logra que la distancia entre la seguridad del ser estudiante y la dificultad del mundo real sea menor, sobre todo porque han estado recientemente conviviendo con estos desafíos. Por esta misma razón, se hace imperativo que sean incorporados en un proceso que traería más beneficios que elementos perjudiciales.
Porque efectivamente, el cuestionamiento que genera la incorporación, hace que se formen tendencias y negatividad hacia esos cambios. Las ideas que ellos traerán no serán bien recibidas por todos, y más de alguno sentirá que su llegada es una amenaza a la manera de como se ha procedido por años. Sin embargo, los procesos de superación y de búsqueda de una mayor excelencia pueden ser dolorosos, generar malentendidos, y dinamitar ideas o iniciativas de un lado u otro. No obstante, la búsqueda del objetivo final amerita que se corra el riesgo, con el fin de constantemente ir dando pasos hacia mayores niveles de enseñanza.
Como decía al principio, muchos músicos chilenos que han logrado reconocimientos en el extranjero quieren volver a entregar lo aprendido, y es de esperar que, de una manera u otra, nuestras instituciones sean capaces de incorporarlos. Esto puede darse de distintas formas, en diferentes departamentos, y distintas instancias. Y ojalá que el proceso genere desafíos, proyectos de colaboración, y un gran deseo de seguir caminando en la búsqueda de una excelencia que haga de la interpretación, composición y entendimiento de la música, las metas finales a alcanzar.El Guillatún