Cumbia, ritmos latinoamericanos y algo de rock psicodélico es lo que caracteriza a La Longi Psikotropikal, banda de música originaria de Valparaíso, que contagia, con su irreverencia y alegría, muchas de las actividades nocturnas del movido puerto principal. Integrado actualmente por seis músicos (Sebastián, Tomás, René, Roberto, Carlos y Natalia —la mayoría estudiantes de la PUCV—), se puede afirmar que hoy «La Longi» es parte de la escena musical porteña más bohemia, por lo que se ha ganado un espacio en El Guillatún y ahora se los presentamos en la siguiente entrevista.
Valparaíso atrae por sus encantos arquitectónicos, su cultura de puerto bohemio y por darse a conocer como un lugar donde los artistas hacen suyas las calles y los cerros. Es en este andar de arriba-abajo por los pasajes porteños, donde nace La Longi en 2008:
«Nuestra primera tocata fue para un cumpleaños, en una casa que quedaba en la parte de arriba del ascensor Victoria. En ese tiempo, mucha gente se reunía en la parte baja del mismo ascensor, por calle Cumming: hippies, punkys, raperos, universitarios, de todo (…) Como el lugar donde estábamos tocando producía un efecto de resonancia que se escuchaba hasta abajo, la gente, en vez de quedarse ahí, comenzó a subir a montones (…) llegaron amigos y amigas que hasta el día de hoy nos apoyan y nos escuchan», cuenta Jaime Cárdenas («Huaipe»), quien es uno de los fundadores de La Longi, aunque actualmente no toca en la banda.
De igual manera, el apellido Psikotropikal tiene su historia en lo colectivo: «Nos dimos cuenta que el grupo no era sólo nosotros, sino que la música y aquel o aquella que nos escuchaba y bailaba: parejas besándose, algunos saltando, gritando (…) Por eso lo de “psicotropical”, por la psicodelia y furor de todos», afirma Huaipe.
—¿Y lo de «longi»? ¿De dónde viene?
—De leso. ¡Es un llamado a estar «más vivo»!
Y justamente, La Longi se caracteriza por tener letras que motivan a lo fiestero, a la superficialidad del leseo, pero con cuotas de consciencia: «Cuando creamos la banda, teníamos la idea de animar fiestas dieciocheras con nuestros temas, nada de cumbias tradicionales, y acompañar nuestra música con letras de protesta, denuncia social, y también algo de leseo, ya que la vida no es sólo conciencia, también es placer; o sea, disfrutar de una manera conciente, social, humana y libre. Nada patriótico, ni menos moralista», afirman.
MÚSICOS Y MÚSICA
Según nos cuenta Carlos Senn: «La banda tiene tres etapas importantes en su historia como grupo: La Longi 1.0, que partió con Manuel Paredes, o “Dj Antu”, Camilo Ortega, Huaipe y Sebastián “Pelao” Hernández, quien todavía sigue en el grupo. Luego, La Longi 2.0, en 2009, donde llegué yo y partió Dj Antu. Y actualmente, la tercera etapa, donde el grupo cuenta con “Pelao”, en la guitarra y composición; Thomas Neumann, en el acordeón y teclado; René o “Rana” Riveros, en el bajo y coros; Roberto “Shaggi” Gallardo, en voz y percusiones; Natalia “Aralé” Bravo en congas y coros; y yo, en la batería». Entre ellos, todos son amigos cercanos.
—¿Cómo definirían ustedes su música?
NATALIA: «Como una mezcla de música latinoamericana, pero bien longi».
RENÉ: «Como un estilo original que mezcla el sabor de la cumbia chicha del Perú; la salsa con rock, funk y ska».
CARLOS: «En un principio el fuerte era la cumbia, pero lentamente hemos estado definiendo nuestro sonido, que tiene mucho de cumbia, pero también punk, rock, música andina. No es una cumbia convencional, tampoco es como la de Chico Trujillo. Estamos improvisando bastante».
—¿Buscan dar un contenido a sus letras?
RENÉ: «Nuestras temáticas han evolucionado, hasta tal punto de ser mucho más contingentes en nuestras letras, a partir de un mensaje cargado de reflexión y crítica al sistema de vida en que muchos estamos inmersos hoy en día. Algunos de estos temas se titulan: El Agua, La Marcha de los Esclavos».
CARLOS: «Yo creo, con mucho respeto por todo el trabajo en sus inicios, que al principio lo importante fue siempre la musica, más que los mensajes o las letra (…) Actualmente rescatamos los mejores temas antiguos, y todos los temas nuevos tienen un enfoque contestatario. Todos estamos con esa mente ahora, hacer buena música, pero con más mensajes y al choque. En esto, contribuye mucho el Shaggi».
—Todos sus temas son originales. ¿Cómo crean su música?
SENN: «Los temas son generalmente compuestos por el Pelao, después hacemos el arreglo entre todos y el Shaggi se motiva con la letra».
EL LEGADO PSIKOTROPIKAL
Para ver a La Longi en escena, basta poner ojo a los afiches en las paredes de Valparaíso, hasta dar con algún evento donde participen. Ya sea actos masivos —como los Mil Tambores— o actividades en ayuda de alguna agrupación, La Longi siempre está ahí. Y no sólo en el puerto, incluso ya tuvieron su primera «gira» el 2011 por el sur de Chile.
—¿Cuáles son sus aspiraciones como banda, para este 2012?
ARALÉ: «Mi aspiración es masificar nuestra música, pero no a nivel de televisión chilena (aunque mi abuelita se sentiría orgullosa), sino más bien, a escenarios en otras partes de Chile y el mundo».
CARLOS: «Este año 2012, nuestra meta es poder grabar un disco. Por el momento esa es la meta».
RENÉ: «Queremos llegar a la gente que no nos conoce. Y a la gente que ya nos conoce, queremos sorprenderlos aún más (…)».
—Sabemos que ustedes se relacionan con diferentes agrupaciones populares de Valparaíso. Cuéntenos sobre eso, por favor.
CARLOS: «Nosotros vamos a todas. Sin embargo, últimamente las tocatas han sido para ayudar a organizaciones con consciencia. Ayudamos, un par de veces, a un grupo de jóvenes que realizan unos talleres populares libertarios en el Cerro Ramaditas, para colaborar en esa gran labor con niños; hicimos lo mismo con Conciencia Colectiva, otra agrupación que realiza este tipo de talleres con niños de Quilpué y el Belloto Sur; apañamos también a los amigos del centro cultural Playa Ancha a juntar plata para que se fueran a un festival a Santiago. En fin, siempre que haya una linda labor, ahí estaremos para apañar».
—¿Se sienten parte de la «escena musical porteña»?
RENÉ: «A mí me encanta la vida en Valparaíso. Creo que la escena porteña tiene muchos exponentes nuevos, en todo ámbito: teatro, artes plásticas, y música. La Longi, si bien pasó por un recambio de integrantes, mantiene su esencia y eso, creo que nos ha ayudado bastante a tener una relación cercana con la gente que vive en los cerros, que trabaja en sus juntas de vecinos, especialmente con los sectores vulnerables. Siempre estamos dispuestos a ayudar y colaborar con nuestra música en actividades benéficas, y eso nos motiva aún más a seguir componiendo y desarrollando una cultura psikotropikal conciente».
—Actualmente, ¿pueden vivir de la música que tocan? ¿Es éste un objetivo como grupo, o lo hacen, más bien, por «amor a la música»?
CARLOS: «Lo del amor al arte, es un mal enfoque que existe especialmente en este país mediocre y falto de cultura. Nosotros hacemos un “trabajo”, no es un hobby como todos piensan. Uno está todo el año dándole a los ensayos, para poder tener un poco de retribución. Uno cobra apenas una luquita por entrada, y más la cuática que le ponen… que entren dos en luca, tres en luca. Sería bacán que todos pudieran entrar gratis, pero uno tiene que tener alguna retribución después de tanta pega».
—Por último, ¿hay algo que quieran decirle al público de El Guillatún?
RENÉ: «Un saludo afectuoso para todos los lectores de El Guillatún. En cualquier momento, nos dejaremos caer en algún rinconcito de nuestro país, y por qué no de otros países hermanos. Crean en ustedes y en lo que son, que no los amedrenten con terribles miedos; infórmense con este tipo de medios de comunicación descentralizados y así seremos libres de verdad, y no con alas de cartón».
CARLOS: «Sigan informándose y apañando la cultura, y el arte en Chile. Cuando vean algún grupo —ya sea de música, circo, malabares, lo que sea— piensen que hay harto trabajo de por medio… Falta un poco sentir la retribución del público. Apoyemos el arte y nos apoyamos todos. Saludos y bendiciones».El Guillatún