Uno de los objetivos que se ha planteado la organización de las SMF es apoyar a la escena chilena y al talento joven. Para mantener el nivel, la Corporación se ha interesado por músicos que acrediten un buen nivel interpretativo por medio de la obtención de los primeros lugares en concursos importantes a nivel nacional como el Concurso Internacional Dr. Luis Sigall (el año pasado el guitarrista chileno Emerson Salazar, ganador de ese certamen, se presentó en dos conciertos para las SMF). Este año se ha sumado al ganador del Concurso de Piano de la Radio Beethoven 2013, Tomás Quevedo, y al ganador del Concurso Nacional de Guitarra Liliana Pérez Corey de la Escuela Moderna de Música, Miguel Ángel Álvarez.
Ambos intérpretes compartieron el concierto de mediodía del día martes. En la primera mitad, Quevedo presentó dos piezas, Partita N°1 en Sib BWV 825 (1726) de Johann Sebastian Bach y 10 variaciones sobre el tema «Unser dummer Pöbel meint» K.455 (1784) de Los peregrinos de la Meca de Cristoph Willibald Gluck de Wolgang Amadeus Mozart. La partita de Bach es atrevida pues supone un desafío en la articulación de cada nota y la construcción de sutilezas dinámicas en favor de la conducción de frases musicales, distintas a las del estilo romántico que de cierto modo sigue vigente en la disposición de escuchar música. Quevedo demostró que efectivamente es una pieza difícil, pero consiguió un buen resultado dada su sensibilidad para percibir los detalles de la música que interpreta, lo que ayuda mucho a la hora de escuchar algunas piezas de Bach u otra música barroca por su aparente uniformidad. En cuanto a Mozart, destaca un sonido perlado y claro en la ejecución de Quevedo, muy sintonizado con el lenguaje clásico y dándole fluidez a su programa.
En el segundo bloque, Miguel Ángel Álvarez apostó por un repertorio menos arriesgado en el programa para guitarra. Seleccionó cuatro piezas, Suite en Mi mayor de Sylvius Leopold Weiss, Variaciones sobre un tema de Sor Op.15 de Miguel Llobet, Capricho árabe de Francisco Tárrega y Tres piezas españolas de Joaquín Rodrigo, con el que concluyó una ilustración del lenguaje guitarrístico más familiar que va desde el barroco tardío (Weiss) hasta el modernismo de Rodrigo. La interpretación de Álvarez es sobria y cumple con las exigencias de cada pieza. En las Variaciones de Llobet, el público pudo conocer algunas de los recursos sonoros de la guitarra como los armónicos y el tapping como alternativas en la expresividad del instrumento. La pieza de Rodrigo fue la más interesante por una sonoridad más rebelde que presiona progresivamente las posibilidades de la guitarra española hasta infundirla de colores nuevos, emociones más amplias. Ambos participantes despertaron un merecido aplauso del público como confirmación de sus respectivos premios.
La inclusión de este tipo de participantes en las SMF, si bien no revoluciona un escenario de música nacional, sí es un significativo antecedente para la apropiación del producto musical chileno. El hecho de que las jornadas juveniles hayan sido exitosas en cuanto a convocatoria y un buen nivel general de interpretación (por ejemplo, la Orquesta Sinfónica Nacional Juvenil, el Ensamble de Percusión IMUC o los concursantes nacionales), ilumina la realidad de muchas personas que de temprana edad dedican parte importante de su vida al cultivo de la música y quizás muchos escogerán ese camino de vida. Esta realidad es un fenómeno que recorre el país y tiene que visibilizarse porque la ocupación de espacios como éste también educa. Pero si sólo es éste en el sur, Frutillar está en constante peligro de ser una vitrina —si no lo es, ya.El Guillatún
Miguel Ángel Álvarez. Crédito foto: Osvaldo Guerrero