18 de abril a 16 de junio – Museo Nacional de Bellas Artes
La exposición «Una manera de eMIgrAR» -presentada en el Museo Nacional de Bellas Artes entre el 18 de abril y el 16 de junio- hace un recorrido por el trabajo de grabado del artista francés Thierry Defert, conocido como Loro Coirón, realizado en su mayoría en la ciudad de Valparaíso. Los diferentes desarrollos artísticos llevados a cabo por el artista establecen un proceso de inmigración a través de la iconografía del puerto y su gente.
La exhibición está compuesta en su mayoría por obras en papel, algunas de gran formato (murales que llegan hasta los 10 metros de largo), además de bocetos, fotografías de procesos, modos de trabajo, algunas piezas audiovisuales y dos tapices hechos en colaboración con Luz Méndez Pereira.
Además, explora su relación con el mundo popular, puesta en evidencia en la muestra a través de la exhibición de algunas láminas de la Lira Popular, prestadas por la Biblioteca Nacional para esta ocasión.
«Es sorprendente como después de cien años que Rodolfo Lenz descubriera y coleccionara las hojas de la Lira Popular, encontremos otra obra gráfica con tantos elementos en común y con la misma fuerza expresiva», señala Micaela Navarrete, curadora del Archivo de Literatura Oral y Tradiciones Populares de la Biblioteca Nacional, estableciendo de esta manera una filiación entre la obra de Coirón y esta manifestación de la Literatura de Cordel.
Loro Coirón es muralista grabador sobre linóleo y madera, francés de nacimiento y porteño de adopción. Fue a la espera del barco que lo llevaría de regreso a Europa en 1995 -después de quince días de caminatas por Valparaíso- cuando sintió la magia de la ciudad porteña. Una vez llegado a Francia, realizó un primer grabado mural impreso sobre papel craft blanco y se lo envió por correo a Mario Llancaqueo Vera, dueño de la librería Crisis en el puerto, para «rememorar el sabor del tiempo tan especial propio de la ciudad del puerto principal y la buena onda que él le ha dado a su librería».
Así, cada año Loro regresa a Valparaíso para dibujar la actividad humana y comercial del puerto a los pies de sus 46 cerros, donde cada cual es indispensable en la armonía de la colectividad.
Para Micaela Navarrete, Loro Coirón «ha sido el cronista del alma de Valparaíso, ese verdadero patrimonio, no el que oficialmente llaman de “la Humanidad”, sino el de la cotidianeidad. De la gente sencilla y humilde, digna y orgullosa, del porteño de verdad. De los hombres y mujeres de trabajo y de festejo, de sus labores y su entorno. Los chiquillos volando por las escaleras, la señora gorda de vestido floreado bajando del cerro a sus compras. Sin que falten el emblemático quiltro callejero, los gatos dueños de todos los rincones y las gaviotas (…) En esas imágenes es posible hacer otra lectura de Valparaíso, ese puerto vivo, palpitante, inquieto, como un personaje más de nuestra geografía».
Excepto algunos casos, el conjunto de imágenes exhibidas en «Una manera de eMIgrAR» –título creado por el artista en conjunto con su amigo Alberto Dittborn- son detalles o elementos preparatorios de un mural grabado sobre una tabla de linóleo y madera de pino y previsto para medir 300 metros de largo por 4 metros de alto. Tarea que Coirón emprendió hace 15 años y cuyo título es «Paseo de un visitante europeo en el plan de Valparaíso a la boca del siglo 21…».
«La idea de un mural de 300 metros de largo sobre 4 metros de alto nació simplemente del deseo de decir “gracias” a un pueblo costero, marino, por su sentido de acogida y originalidad. En general, se trata de desprender las impresiones chilenas sobre las calles porteñas y aquellas del plan, en particular. Este lugar, privilegiado, precioso, abrazando al puerto y donde cada uno es indispensable, ¡como en una familia!», reflexiona el artista en uno de sus textos.
Lo que podría parecer una locura es en realidad una utopía, Thierry Defert, desde hace 15 años no cesa de grabar esta obra y según su último cálculo de probabilidad debería terminar los 1.200 metros cuadrados «un día de un mes a los 127 años hacia las 17 horas».
Thierry Defert nació en París, Francia, el 29 de abril de 1948, sin embargo pasó la mayor parte de su infancia y adolescencia en Dakar, Senegal. A los 17 años retornó a París para encontrarse con Guillaume Met de Penninghen y con Jacques d’Andon de la Academia Jullian.
En 1967 ingresó a la Escuela Nacional Superior de Artes Decorativas de París en la cual su actividad principal fue la fundación del diario de los alumnos «La Baffe». Al año siguiente formó en la escuela un taller de comic. Allí se maravilló ante el sistema de impresión en serigrafía descubriendo la posibilidad de reproducción con pocos medios. Paralelamente, diseñó páginas de revistas de ediciones muy populares.
Durante las décadas de los setenta y ochenta participó en diversos proyectos expositivos y editoriales. Donde destaca su labor como director artístico en Francia para las ediciones «Scandecor» de Uppsala (Suecia) para colecciones de afiches y decoraciones murales en 1972 y su incorporación al equipo de Bernard Pivot en la televisión nacional, para hablar de la imagen en general y presentar las ediciones de historietas en el programa literario «Ouvrez les guillemets» (abra comillas).
Desde 1984 a 2002 fue responsable del departamento de artes gráficas e imagen en la Escuela Nacional Superior de Creación Industrial, ENSCI/Les Ateliers, escuela dependiente de los Ministerios de la Cultura y de la Industria en París. Fue el 31 de diciembre de 1988, en su viaje a Tierra del Fuego, donde encuentra en un atlas su sueño de infancia de Senegal. A partir de 1989 retorna regularmente a Chile, lugar donde se enamora del ritmo de la gente de este país. Su primer croquis de Valparaíso lo realizó en 1995, mientras esperaba un barco para viajar a Europa y se apropia del nombre artístico «Loro Coirón». De regreso a Francia, realizó el primer gran grabado (4x 1,50 metros) que envió a la Librería «Crisis» de esa misma ciudad.
Desde esa época emprendió el desafío de realizar la gran imagen de 1.200 metros cuadrados. Ha regresado cada año para abastecerse de croquis del plan de Valparaíso. En el año 2000, compró un taller en el cerro Cordillera y abandonó la Escuela Nacional Superior de Creación Industrial «porque viendo la hora de mi vida, la velocidad del tiempo y sabiendo que grabar es un sacro trabajo, fue necesario consagrarme plenamente al gran homenaje a la gente del puerto…».
Ha realizado exposiciones en la Biblioteca Nacional de Chile (2008), en la Sala El Farol de Valparaíso (2009) y sus murales están instalados en varios hoteles y restaurantes del puerto, así como en el Edificio del Congreso Nacional de Chile en la misma ciudad.