Si hablamos de series de animación para adultos resulta inevitable pensar en The Simpsons, Family Guy, South Park y así un largo etcétera. No obstante, en el último tiempo ha surgido de manera silenciosa una de las series más llamativas en lo que a animación se refiere. Rick and Morty (2013 al presente) del canal norteamericano Adult Swim trae a la pantalla las extrañas aventuras del viejo científico Rick junto a su vergonzoso nieto Morty, quienes viajando a través del universo conocido, enfrentarán un sin fin de obstáculos que los llevarán a poner en riesgo sus vidas, las de su familia y las del mundo entero.
Con dos temporadas ya estrenadas (y una tercera que está por venir este 2017), Rick and Morty transforma en algo concreto una de las frases que el mismo científico dice en uno de los episodios: «a veces la ciencia es más arte que ciencia». De esta forma la serie creada por Justin Roiland y Dan Harmon se embarca en un ecléctico viaje donde la ciencia, los saltos en el tiempo, la disfunción familiar y el humor mordaz se conjugan para crear un tipo de animación fuera de lo común.
Por un lado tenemos a Rick, un arisco científico que es conocido en todo el universo por su alcoholismo y sus extraños inventos que le permiten hacer viajes interdimensionales, escapando de las situaciones más peligrosas y absurdas que uno pueda imaginar. Por otro, está su nieto Morty, que sin quererlo se transforma en el compañero de cada una de sus aventuras a través de la galaxia. Sin embargo, su relación nunca ha sido del todo buena, lo que los ha llevado a tener permanentes conflictos tanto con su familia como con otros seres estelares, siendo Morty el más perjudicado.
Por su parte, la familia con la que viven ambos está compuesta por Beth (hija de Rick y madre de Morty), su esposo Jerry Smith y Summer, hermana de Morty. Este trío termina por componer el núcleo más cercano de la pareja de aventureros, transformándose muchas veces en un obstáculo para los intereses del loco científico de la familia. En este sentido, Rick and Morty destaca por alejarse de la clásica familia norteamericana como una fuente relevante de historias para la misma serie y apuesta por concentrar la atención en la relación del abuelo con su nieto, en una suerte de dupla Quijote/Sancho o Doc/Marty (de la saga Volver al futuro), que con altos y bajos dará afrenta a cada uno de los problemas que se les presenten. Si bien esta obra audiovisual tiene un componente científico importante dentro de su narración, a partir del enfoque descrito también se logra profundizar de una manera trágica en la naturaleza de cada uno de los personajes, entendiendo de forma clara cómo la tragedia es el motor del humor.
Otro aspecto en el que esta serie destaca es precisamente la calidad de su animación, la que fruto de una imaginación envidiable, se despliega con gran soltura a través de una paleta de colores repleta de formas, dando vida a un universo que muchas veces nos puede parecer ajeno, pero que en definitiva logra articularse como una propuesta atractiva. La multiplicidad de personajes, paisajes, planetas, inventos y extraterrestres que podemos ver durante sus dos temporadas nos revelan un extenso despliegue creativo que lejos de limitarse por los aspectos científicos a los que hace referencia, busca extenderlos más allá de los confines de la propia imaginación humana. Es así como a la visualización de una serie de fenómenos científicos se añaden sus respectivas explicaciones ficticias, inventadas por el propio Rick, que evidencian parte de su locura y la filosofía que inspira a la propia serie.
Si bien Rick tiene un protagonismo importante por todo lo anteriormente dicho, Morty no se queda atrás con su particular carácter. Este adolescente en pleno crecimiento tiene su atención puesta en terminar la escuela y dar conquista a su amor platónico que en ella se encuentra. No obstante, es su loco abuelo quien termina por distraerlo de estas metas, obligándolo a ser parte de sus desconcertantes aventuras. En ellas Morty se alza como la voz racional de la dupla (lo cual resulta irónico si pensamos que Rick es el científico) y, por lo mismo, el muchacho es quien siempre se muestra cauteloso ante todo, tratando de encausar la voluntad de su alcohólico pariente, para salir lo más rápido posible de los problemas en los que se meten.
Es así como Rick and Morty se transforma en un interesante experimento, donde el absurdo, la ciencia y el humor hacen gala de un estilo de animación muy particular. Mención aparte tiene la música utilizada en la serie, que como ingrediente secreto, permite hacer de esta mezcla algo mucho más emotivo de lo que uno pueda llegar a creer. Hemos de esperar que la tercera temporada siga apostando por jugar con todo lo que tenga a su alcance y que el fruto de la imaginación de sus creadores siga invitándonos a pensar que hasta los perros del mundo puedan tomarse el poder o que varios «yos» conviven en universos paralelos, cometiendo los mismos o peores errores a través del devenir tiempo.El Guillatún