Álbum desconocido
Guillermo Capocci
Esta vez escribo sobre un álbum desconocido. Desconozco su carátula, de partida, pues el autor me lo entregó en un sobre blanco con los nombres de las canciones (aún no estaba editado). Desconozco cuando se editó finalmente, desconozco quienes tocaron, cómo fue grabado, si todas las canciones son de autoría del artista (reconozco un par de versiones, Serrat y Fito Páez), en fin, desconozco (y nunca me preocupé en saber) toda trivia al respecto, pero conozco bien lo más importante, sus canciones y su título.
Milésimas es un disco grabado por el músico argentino Guillermo Capocci a fines de la década pasada, y conocí primero algunas de sus canciones a través de su perfil en Myspace, en mezclas previas que fue publicando durante el año 2007. En esa época yo era un asiduo usuario de la actualmente abandonada red social y recuerdo que escuchaba la música de casi todos los perfiles que me agregaban o viceversa. Muchas amistades muy queridas de diversas latitudes tuvieron su origen en noches en que saltaba de Myspace en Myspace mientras chateaba por Messenger, leía blogs completos y el hecho de que llegara un mail era todo un acontecimiento… nostalgia dosmilera.
En eso estaba cuando a comienzos de 2008 decidí probar suerte con una primera visita a Buenos Aires con mi música, ya había ido varias veces como turista a esa ciudad y llegar a tocar allá se había convertido en un codiciado anhelo, quizás impulsado también por mis primeras incursiones fuera de mi ciudad (Valparaíso y Concepción). Llegué a autogestionar 3 actuaciones en insignes boliches de Capital Federal, y en medio de ese viaje tomé contacto con Guillermo Capocci para conocernos, pues ya reconocíamos una mutua admiración por nuestros respectivos trabajos. No recuerdo el orden de los acontecimientos, pero la cosa es que ambos pudimos asistir a un concierto del otro; yo viajé un buen trecho en tren hasta Banfield, localidad de la zona sur del Gran Buenos Aires donde residía en ese entonces Guillermo, y presencié una actuación suya que incluía material de variada procedencia (nuestro artista de hoy es un aventajado guitarrista de jazz, tango y folklore con estudios en la Escuela de Música Popular de Avellaneda) mas no canciones de su disco. A su vez, tuve la ocasión de tenerlo como público en mi última actuación en la ciudad, acontecida en un bar que ya no existe, «El Nacional», a fines de marzo de 2008.
Fue en esta última situación cuando se me hizo entrega del sobre blanco con el disco en ese entonces pronto a editarse, Milésimas, un bello trabajo que no dejé de escuchar por varios días tanto en mis paseos por Buenos Aires como a mi regreso a Santiago… es más, hace pocos días haciendo orden de mi vieja colección de discos lo volví a recordar. De las 5 canciones que yo acostumbraba a escuchar en el perfil de Myspace, pasamos a una obra de 14 piezas, reposadas melodías que fluctúan entre el folklore argentino, algo de candombe y aires jazzeros rioplatenses, todo vestido con una sencilla instrumentación basada en guitarras y percusión.
Ha pasado el tiempo y bastantes escuchas de Milésimas, un disco que atesoro con mucho cariño (nunca ha salido de mi carpeta de música en el computador) y que jamás deja de sorprenderme; entonces me dispongo a finalizar esta columna haciendo el ejercicio de entrar en Google para seguirle la pista a este trabajo y terminar con el desconocimiento. Así me encuentro con varias canciones en Youtube, tales como «No hay allá», que contiene quizás mi frase favorita del disco: «Tanto viajar para encontrarnos con nosotros en inglés»; los aires brasileños de «El día siguiente», la voz femenina en «Sola voz»; una sesión en vivo para la canción que abre el disco, «Tanto sol»; y mi favorita, «Si bailás». Destaco también una versión de «Para vivir», original de Joan Manuel Serrat.
Gracias a Google finalmente conozco su tapa, y también encuentro una pequeña entrevista a Capocci fechada en 2009 en la que revela acerca de su primer disco de canciones: «Lo empecé sin querer en casa y un día pasó que no podía decir lo que me pasaba con las notas porque era demasiado».El Guillatún