Diálogos finales sobre el arte
Esta podría haber sido una película sobre la búsqueda de uno de los artistas iraníes contemporáneos más importantes. Pero no, la realizadora Mitra Farahani al inicio del documental dice que no explicará como fue que encontró al pintor y escultor Bahman Mohasses en una pieza de hotel en Roma. Ahí, entre el artista y la directora comienza un diálogo respecto al estado actual del arte, de la política, la sociedad mundial y una sobresaltada revisión de su carrera.
Luego de que el personaje es presentado, se entiende el peso de la extraña figura que resulta, esto porque Mohasses es homosexual, pero se muestra contrario a cualquier tipo de reivindicación de igualdad de derechos; es iraní, crítico con la cosmovisión musulmana, pero tampoco cree que exista un estado que asegure la libertad absoluta; artista, pero que ve el arte como un ejercicio personal para el mismo autor, más que para trascender, todo esto a pesar de una parte de su obra es extremadamente política; y exiliado, apátrida, pero que en ningún momento habla del país de origen como el paraíso, sino como un lugar donde le tocó nacer y ahora está en otro lado, Roma, pero que tampoco representa gran cosa para él.
Pero el documental tiene un pequeño cambio, la directora hace ingresar nuevos personajes a la historia, dos jóvenes artistas que admiran el trabajo de Mohasses. En su colección de arte les falta una obra de él y tienen la oportunidad de pedirle que les haga una por encargo. El artista acepta y los diálogos dejan de tener la horizontalidad entre la directora y el personaje, para pasar a la verticalidad entre los admiradores y el maestro. Aquí tienen lugar momentos divertidos en que los jóvenes le siguen el discurso al artista y se mueven con mucho cuidado en sus opiniones para no contrariarlo, al punto de pedirle a la directora que intervenga por ellos para pedirle que haga unos cambios en el proyecto encargado.
El documental Fifi aúlla de felicidad es dinámico pese al encierro, porque son las palabras, las ideas y los conceptos los que guían la historia. Hay una pequeña revisión al pasado, pero es el presente lo que importa, la realizadora se sitúa en ese tiempo para analizar al personaje y desde ahí identificarlo en el pasado y en un futuro bastante cercano, ya que Mohasses es una persona mayor y se encuentra enfermo.
La directora Mitra Farahani participa activamente del documental, sin sobrexponerse ni intentar figurar más que el personaje objeto de la obra, sino que aparece en los momentos justos para darle aire al relato, sacando la risa o el enojo del artista. Farahani entrega, finalmente, una película lúcida, entretenida, con diálogo entre generaciones, con el arte, el lenguaje y la figura del artista en primer plano.El Guillatún