Nada nuevo
Russell Baze (Christian Bale) divide sus días entre el trabajo en la acería, las visitas a su padre enfermo y su vida en pareja con Lena (Zoe Saldana). A esto se agregan los encuentros con su hermano Rodney (Casey Affleck), que acaba de terminar su primer período combatiendo en Iraq y no sabe muy bien como encarar el futuro.
Pero la vida de Russell da un giro y su rutina diaria cambia totalmente tras el accidente de tránsito que origina y va a la cárcel por un tiempo. Por otro lado, Rodney cumple su segundo período en Iraq y de vuelta en Estados Unidos se asocia con John Petty (Willem Dafoe), un mafioso de poca monta que tiene un bar y maneja las apuestas de los combates clandestinos. Pero esas peleas locales no son suficientes para Rodney, pide ir por más y termina desapareciendo junto a Petty después de una lucha. Ante la casi nula respuesta de la policía, Russell que viene saliendo de prisión, decide investigar personalmente el caso con la ayuda de su tío (Sam Shepard).
La historia está localizada en Rust Belt, zona industrial venida en menos producto de la importación de materias primas. Es un lugar con mucho desempleo, crimen, drogas y personas que sobreviven bajo un complejo ambiente de violencia. Las posibilidades ahí no son muchas, y en La ley del más fuerte se alude a dos: matarse cumpliendo horas extras en un trabajo establecido, peligroso y mal pagado (Russel en la acería) o matarse en trabajos ilegales, peligrosos y no tan mal pagados (Rodney en las peleas con apuestas).
Esta es una película oscura que escupe sangre sin miedo. No hay una intención de embellecer la violencia, sino de mostrarla de forma directa, sin filtros. Tanto así que en la primera escena aparece Harlan DeGroat (Woody Harrelson) —peligroso narco local— golpeando brutalmente a su pareja en un autocine, a modo de aviso de lo que se viene. En la película hay pocas mujeres, casi ni se ven, y están relegadas a un segundo plano donde se les retrata de manera muy machista, ni siquiera como mujeres objetos con decisiones propias, sino como simples víctimas de las decisiones y acciones de los otros, los hombres.
El guión tiene una cantidad importante de temas que mete a una licuadora y los termina mezclando todos. Está la ciudad en decadencia, la relación entre hermanos, la vuelta de los veteranos de guerra y el submundo de las peleas clandestinas. Si bien estos temas no se ven como impuestos o gratuitos en la mezcla, no se aprovecha la oportunidad de profundizar en ellos, de complejizar las situaciones, sino que se toca un poco de cada uno. Más bien el director Scott Cooper se dedica a retratar el mundo de sus personajes, de entregar un relato íntimo, cercano y con pretensiones de realidad. Entonces acá no hay temas nuevos ni tampoco una nueva mirada, pero eso no quita que la película tenga escenas muy bien logradas —especialmente las de peleas—, buenas actuaciones —Affleck, Bale y Harrelson principalmente— y muestra un mundo que se ve muy real gracias a la fotografía, el arte y las locaciones.
La ley del más fuerte es varios tópicos en una película que se disfruta, que cumple, pero que no sorprende porque nunca abandona la superficie, se mueve cómoda en esa zona y desde ahí no muestra nada nuevo.El Guillatún