Saludos, terrícolas
«PK» de Rajkumar Hirani
Estadísticas de la ONU señalan que India podría hacia el año 2022 convertirse en el país más poblado del mundo, sin embargo, no es necesario esperar hasta ese momento para adentrarse en su magnífico cine. Se trata de un mercado gigantesco, con larga tradición, que utiliza elementos cinematográficos tan interesantes como desconocidos para nosotros, y con una con gran diversidad de corrientes, estilos y maneras de entender este arte. El arribo de piezas de este tipo representa una excelente oportunidad para profundizar en la riqueza fílmica del cine indio. PK (2014) de Rajkumar Hirani es la primera entrega de esta industria que llega a las salas chilenas.
Rajasthan, India. Una nave espacial se posa en un despoblado y un peculiar alienígena que adopta el nombre PK (Aamir Khan) desciende de ella. Ataviado con un collar que hace las veces de control remoto de su nave, es sorprendido por un hombre que de forma violenta desprende el preciado objeto de su cuello. Al mismo tiempo y a 5.000 kilómetros de distancia, en Brujas, Bélgica, Jaggu (Anushka Sharma) intenta desesperadamente entrar a la presentación de un afamado conferencista, cuando conoce a Sarfaraz (Sushant Singh Rajput). Jaggu y Sarfaraz recorren románticamente las calles de Brujas, no sin ciertos problemas a raíz de proceder ambos de diferentes culturas, lo que termina distanciándolos.
Hasta este momento los caminos del carismático PK y Jaggu no se han cruzado, por su parte, ella continúa su carrera como periodista de televisión en India luego de sufrir el abandono de Sarfaraz; y el recién llegado a la Tierra busca con poco éxito su preciado control, de manera de poder volver a su hogar. El peculiar protagonista ya ha experimentado hasta este punto algo de la realidad terrestre, encuentra ropas y tiene serias dificultades para comprender las dinámicas humanas, hasta que la periodista lo encuentra en una estación de metro repartiendo panfletos con estampas divinas.
Ciertamente que enmarcar a PK de forma exclusiva dentro de un género es una tarea difícil. Si bien la línea principal y más clara es la comedia, se nutre de muchos elementos de algunos de los grandes géneros: por un lado de la ciencia ficción y por otro se acerca al musical, utilizando en estos aspectos un lenguaje cercano a la sátira o comedia negra. La familiaridad de la línea del guion y de elementos de la historia podría ser interpretada como un guiño a E.T. (1982), pero el film y la labor de Rajkumar Hirani no se queda en ofrecer labores de cercanía, sino que se encarga de innovar. Esto último es fundamental en el trabajo de Rajkumar Hirani, y es que lograr obtener estos matices dentro de la comedia no es una labor simple. Aparentemente el apabullante éxito que logró a nivel mundial durante el año de su estreno, descansa en dicha armonía técnica y extraña sencillez que trasmite.
La labor de dirección de Hirani es impecable, y el film —a pesar de extenderse por 152 minutos— goza de gran dinamismo, mucho de eso tiene relación directa con el inteligente uso de piezas musicales en la historia, en ese sentido, la utilización de los recursos musicales es fundamental, ofreciendo una espectacular banda sonora. Cinematografía hace lo propio y la dirección de arte también, es el uso de los colores, vestuario y transición entre las locaciones, lo que suministra un deleite visual. Desde el punto de vista narrativo, si bien existen algunos ripios en la primera hora de la película, al quedar sentada la conflictividad, dichas dificultades se resuelven.
En materias interpretativas, destaca por supuesto, la labor de Aamir Khan como PK en el papel principal. Grandes ojos verdes, músculos irreales, mirada amenazante y cejas furiosas son algunos de los elementos de los que se valen los realizadores para provocar un impacto. Asimismo, es un rol con matices interesantes, que se encarga de llevar por completo la acción narrativa y visual de la cinta; un excelente trabajo de vestuario y maquillaje permiten que el espectador centre su atención por completo en este peculiar sujeto. Los personajes secundarios tienen un limpio tratamiento, y salvo excepciones, son un importante aporte a la calidad narrativa que Hirani en compañía de Abhijat Joshi entrega.
Al momento de examinar las temáticas o motivaciones principales en PK, es fundamental mirarlas desde la complejidad que tiene su clasificación en comedia, sátira o musical, principalmente por lo novedoso de su ejecución. En primer lugar, la religión y fe es uno de los principales aspectos sobre los cuales gira el destino del protagonista, esto porque una vez llegado a la Tierra y al observar la conducta humana, cree poder encontrar su tan preciado collar por medio de este camino. A pesar de sus intentos, se encuentra con falsos líderes y comienza una búsqueda desesperada por encontrar a la religión o dios verdadero, aquel que pueda ayudarlo con su cometido. Por otro lado, hay una clara visión crítica de la conducta humana en distintos niveles, que se presentan siempre desde el punto de vista del protagonista, quien a medida que avanza la acción, parece seguir sin comprender muchas de las conductas, estereotipos, y reglas de estas latitudes.
Por estos días se encuentra en cartelera en salas de algunas cadenas de cine en el país, y es por cierto uno de los estrenos más interesantes no solo de estos días, sino que del año, debido a que la variedad, riqueza, relevancia técnica y temática del cine indio, resultan fascinantes. Para los cinéfilos es una opción segura e incluso obligada, los desafíos interpretativos, teóricos, técnicos y visuales que ofrece son innegables. Probablemente muchos de los estrenos que vendrán desde aquellas tierras a las salas nacionales tendrán mucho de PK: color, alegría y reflexión para nosotros, los terrícolas.El Guillatún