Ese trozo de vida entre medio de los escombros
Striplife muestra el día a día de distintos habitantes de la zona de Gaza en Palestina. Parte la película con una grotesca escena de la playa llena de mantarrayas muertas en la arena y los pescadores trozándolas y peleándose el producto. La aparición de esos animales en la costa no tenía una explicación clara, pero con el pasar de los minutos, hay situaciones más inverosímiles.
Personajes como un ex jugador de fútbol de la selección de Palestina que tuvo que retirarse del fútbol después que el estadio fue dañado por un ataque israelí; un solitario agricultor que riega sus plantaciones a 400 metros del corredor de tanques del país vecino; unos hermanos que cantan hip hop y un grupo de jóvenes que hacen parkour en una ciudad hecha pedazos.
El documental privilegia la narración visual más que las entrevistas a los ciudadanos. Es una buena maniobra ya que se produce una especie de shock al ver la naturalidad de la vida diaria de los habitantes de Gaza, lugar que está semi destruido, con huellas en cada esquina que hacen imposible no pensar en el conflicto palestino-israelí, pero la vida es más que eso, la vida no puede ser solo eso. Y así los jóvenes saltan por los pisos interiores de un edificio hecho pedazos, no olvidando, porque no es posible frente al combate —físico y de ideas— directo, pero sí para hacer algo más que lamentar el poderío del enemigo y tener una razón para levantarse.
La disposición de la cámara para captar las imágenes depende de la persona que sea su objetivo. En el caso de una periodista local se utiliza el plano americano clásico para mostrar las distintas tomas de un despacho periodístico; al agricultor se le muestra en planos abiertos para que esté él, su tierra plantada y el tanque que pasa al fondo; la forma de videoclip para la secuencia de un joven grabando una canción de hip hop; los chicos del parkour con las cámaras puestas debajo de donde saltan o siguiéndoles la carrera o en planos abiertos que los muestran desde las alturas, todo con una estética como de XGames sucia y con obstáculos de verdad y no construidos para la ocasión. Dichas decisiones hacen que se vea como una película dinámica en la que los distintos directores del colectivo Teleimmagini, se mueven guiados por la micro historia que están grabando y no por una estética macro fijada con anterioridad.
Striplife no pretende explicar ni analizar la precaria situación que vive el pueblo palestino. El interés es menos pretencioso en ese sentido, pero con una búsqueda por la realidad del ciudadano común, ese que vive en una ciudad constantemente atacada, pero que debe vivir a fin de cuentas, y lo que hace para vivir, para no morir, para no aburrirse o simplemente para sobrevivir, es lo que se ve aquí.El Guillatún