Huevos revueltos
Vamos a caer en el cliché de estos días y vamos a hacer analogías con el fútbol, un deporte que a mí nunca se me dio y abandoné rápidamente apenas salí del colegio, etapa en donde ocurrieron mis dos hitos fundamentales en esa disciplina: mi único gol, en algún momento tipo año 1990, cancha de tierra del patio de mi primer colegio; y un autogol en 1996 que eliminó a mi curso de la competencia. Entre esos dos sucesos ocurrió uno mucho más importante, descubrí la música e inmediatamente volqué toda la energía creativa en hacer canciones.
Si bien no lo entendí a tiempo, ahora lo puedo decir: llegar a concretar una buena canción (no una del montón, que eso no cuesta nada) es muy parecido a meter un gol, una mezcla de azar, habilidad, buenas ideas y descuido del rival, que en este caso son los prejuicios, dogmas y la flojera. Tampoco puedo hacer la analogía con exactitud, pues el fútbol nunca fue lo mío y ni siquiera recuerdo como celebré ese gol de mi infancia, seguramente llegué a contárselo emocionado a mis padres en casa, pues recuerdo que en esa época seguí el mundial de Italia y hasta el campeonato nacional y el Colo Colo del ‘91. Entonces quedemos en que los goles son esas pequeñas y a veces fortuitas ideas que dan pie para una gran canción. Y la canción terminada es el partido ganado, aunque sea con alargue y penales; me he demorado hasta 5 años en completar una.
Ahora voy a enfocarme en el primer gol, el que abre la cuenta y nos deja con un espíritu triunfalista que hay que saber mantener hasta el final, esta es La idea. La primera idea puede llegar —y generalmente lo hace— en el momento menos indicado. Me ha pasado en la micro, el metro, la bici, la ducha, en medio de la grabación de un programa de TV, en una reunión, almuerzo familiar, etc. Desde hace unos años me he acostumbrado a andar siempre con el mp3 a mano para capturar ese chispazo; cuando era más chico recurría a una radio a cassette. Cuando no había instrumento a mano solía tratar de retener el mayor tiempo posible melodía y armonía hasta que llegara a donde había uno. Actualmente me fijo más en el ritmo; he descubierto que memorizar una célula rítmica hace todo más fácil y fluido, hasta que llega un punto en que la canción casi se escribe sola.
¿La mano de Dios de todo este asunto? La historia de la música pop del siglo XX está llena de anécdotas de este tipo, de pequeños «cuevazos» que desembocan en canciones memorables. Voy a ejemplificar con una de las emblemáticas: Yesterday, grabada por The Beatles pero compuesta íntegramente por Paul McCartney entre 1964 y 1965, una canción que en un comienzo no simpatizó mucho a sus compañeros de banda pues se alejaba de la sonoridad característica del cuarteto. La leyenda cuenta que el Beatle se encontraba durmiendo en casa de su novia y súbitamente despertó en la mañana con una melodía que había soñado; corrió hacia el piano de la casa, prendió un grabador a cinta y trató de rescatar lo que había escuchado en su sueño. La melodía fue garabateada inicialmente con la letra «Scrambled eggs / Oh, my baby how I love your legs»; línea que casi un año después se convertiría en «Yesterday / All my troubles seemed so far away». Lennon incluso llegó a lamentar que la canción encontrase su título y letra definitiva, pues la banda pasó muchos momentos divertidos riéndose del boceto de canción y sus huevos revueltos, incluyendo el rodaje de la película Help (1965), donde el autor recurrentemente la interpretaba al piano en los descansos.
A su vez, McCartney pasó gran parte del partido tratando de averiguar si no había plagiado esa melodía de alguna parte, mostrándola a diversas personalidades del mundo de la música, como para asegurarse de no haber robado y tener una pieza de museo propia. Y la pelota estaba ahí frente al arco vacío, llegada la letra definitiva y resuelto el tema de la producción junto a George Martin (Paul solo con su guitarra acústica más un cuarteto de cuerdas), se convertiría con el pasar de los años en la canción más versionada de la historia y una de las más tocadas en la radio, pese a que no fue single en Inglaterra en su época por no simpatizar a los tres Beatles restantes.
Esta historia desde muy chico estuve esperando emularla, muy de vez en cuando sueño con melodías y canciones que suenan clarísimas, a veces son canciones de artistas que admiro y no existen, a veces no son de nadie. Pero rara vez logró capturarlas, o sea rara vez tengo posesión del balón, como cuando jugué fútbol en el siglo pasado. Solo una vez desperté y metí el gol, fue en el año 2005, el demo con una letra tosca lo registré rápidamente en pijama y seguramente después desayuné huevos revueltos.El Guillatún