No hay viaje de vuelta
Nostalgia de una década pasada. Nostalgia de un sonido de una década pasada. Apenas nos damos cuenta y ya estamos en el 2014, casi en la mitad de la siguiente, y muchos músicos que ahora hacemos carrera de esto dimos nuestros primeros pasos en décadas pasadas. Fue en mis búsquedas alrededor de los años 2005-2006, cuando las guitarras dominaban el panorama y la palabra pop no estaba tan sobrevalorada como ahora, que llegué a la banda de rock española Los Piratas, una suerte de Radiohead-Oasis hispanos, desconocidos por estos lados pero exitosos e influyentes en su país. La banda nacida en Vigo, Galicia, desarrolló una carrera de culto entre comienzos de los noventas y su disolución en 2004, para luego dar paso a las carreras solistas de dos de sus miembros: el vocalista Iván Ferreiro y el guitarrista Fon Román. Es en este último en quien me quiero detener. Un fino cantautor oculto detrás de la maquinaria de una banda, a la manera de un George Harrison que tuvo que florecer tras la disolución y encontrar su propia voz. Un pop inteligente y melancólico lleno de detalles.
Nostalgia, desamor, desilusión, rabia contenida, son algunas de las temáticas que podemos encontrar en el debut de Fon Román, Silencio cómodo en un jardín descuidado, publicado en el año 2006. Un disco que me impactó profundamente en su época, tanto por su extremo cuidado sonoro (mérito también, supongo, del productor Suso Sáiz) basado en la guitarra modelo Telecaster, como por sus herméticas letras, que se me iban revelando escucha tras escucha como un puzzle y que empatizaban mucho con mi propia historia en esos años. Gran parte de su espíritu puede resumirse en la canción Colegio vacío («Tengo la sensación de un colegio vacío / no hay viaje de vuelta»), un disco debut, un nombre que construir y un pasado que dejar atrás. «Escarbé y no era amor / ya era mucho entre dos» reza el coro de El Idiota, sabiduría adolescente desde la perspectiva de quien ha superado la treintena, historias individuales que se hacen colectivas al atesorarse en discos, precisamente la misma búsqueda en la que me encontraba yo en ese tiempo y que fue moldeando mi identidad y mi trabajo actual; ya para el año 2008 me encontraba totalmente dedicado a mi música, no había viaje de vuelta.
Cruzamos a la década actual y a medida que pasaban los años no tuve más noticias de nuestro artista, quien se tomó un tiempo prudente para editar un segundo trabajo: Entretelas (2011). «No estoy a la altura del corazón, no doy la estatura», confiesa el autor en la pista Un mix de ti y de mí, uno de los cortes más entusiastas de un disco elaborado desde la independencia discográfica bajo el concepto de pop artesanal, el cual más tarde sería el título de una gira por España que realizó durante 2012. Su fina manufactura queda en evidencia en este video en vivo de la canción Dos elevado a uno, canción que abre el álbum y donde Fon Román se acompaña solo de un sintetizador de juguete. Este es un trabajo más delicado instrumentalmente que el anterior —quizás se puede hacer una analogía con el cuidado arte de tapa—, donde a la característica sonoridad de guitarras ya exhibida se agregan otros timbres, como vibráfonos, armonio e incluso arreglos de cuerdas en la canción Con ojos de otro. Más reflexivas y calmas que en su primer álbum, las letras de este parecen ir y venir en el tiempo desde dentro de una historia («Transportado a la primera vez / que tuve pulsaciones alocadas esperándote / sentado a verte a lo lejos venir», Con ojos de otro) la cual se advierte ya terminada, como enuncia la canción De un cristal roto: «Un lugar que recompongo son trozos de un cristal roto / que no se pueden rehacer / igual ya no se pueden pegar».
¿Compañeros en la misma visión melancólica de la vida? ¿Sensibilidades comunes? A modo de un viaje de vuelta, finalmente mi música y la de Fon Román terminaron encontrándose hace poco más de un año a través de las redes sociales —no puedo recordar con exactitud cómo—, lo cual después derivó en un intercambio de mails entre nosotros que más adelante estaría culminando con una primera canción compuesta a medias.El Guillatún
Felipe
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El ganador del disco «Llorar en la calle» de Javier Barría por comentar este artículo es Catalina Campusano. Catalina escríbenos a [email protected] por tu disco. ¡Felicitaciones!
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