Teatro hecho con cariño
«Awkarayen» de Colectivo Rumel Mülen
Es muy frecuente que en el mundo de las artes se vaya perdiendo el amor original con que se hacen las obras, especialmente cuando los creadores se academizan y se empiezan a regir por parámetros más técnicos. Es común ver la pasión que demuestran un grupo de escolares o de aficionados al hacer un montaje teatral, aunque éste no sea muy bueno según los «criterios profesionales». La escuela le quita al artista la artesanía, ese lazo especial que lo unía en un principio para dar paso a construir producciones más acomodadas, mecánicas, tal vez finas, pero impersonales, discursos repetidos sin contenido, panfletos políticos y sociales fácilmente vendibles y muy populistas, temáticas amarillistas y faranduleras, emociones potentes radicadas en contextos empáticos como la pobreza, la desigualdad, el abuso de poder, la injusticia… todas estas cuestiones son usadas por los artistas para sacar provecho de aquellas situaciones cuando jamás han hecho algo por solucionarlas ni haberse visto involucrados directa o indirectamente por ellas.
No es el caso de Awkarayen, una obra de teatro con profunda raíz mapuche que realizada en su mayoría por personas que cursaron estudios formales en escuelas o academias desbordan amor por lo que hacen y se entregan por completo para defender en escena su causa: el conflicto mapuche.
Awkarayen es una reescritura libre de la clásica tragedia griega Antígona inspirada en las versiones de Sófocles, José Watanabe y Bertoldt Brecht, con adaptación de textos de Eliana Pulquillanca y Violeta Parra. La adaptación del Colectivo Rumel Mülen (que quiere decir permanecer en el tiempo en mapudungun, o que el pasado y el futuro están conectados) desplaza las circunstancias del texto original a la actualidad transformándolas en perfectos engranajes para metaforizar el conflicto del Estado Chileno con el Pueblo Mapuche. El trabajo se presenta desde el 7 noviembre hasta el 1 de diciembre en Matucana 100 con entradas a $2.000 general y $1.000 jueves popular.
Es un montaje callejero de alta intensidad (que decae a momentos) con una banda de música rock en vivo y signos elementales de la cultura mapuche, como la vestimenta, la lengua mapudungun, el purrun (danza) y ulkantun (canto), entre otros.
Las actuaciones individuales cumplen con lo requerido para una obra de tales características, logrando, de vez en cuando, momentos de emotividad verdadera, donde se deja entrever la gran cercanía de los actores por la causa que defienden.
Ciertamente, es una obra de teatro hecha con cariño, con verdad, con entrega. Se puede cuestionar la calidad, si es buena o mala, eso cada espectador lo sentirá de manera distinta, y yo no soy quien para imponer una de las dos opciones, pero lo que no es cuestionable es el impacto provocado por la vehemencia del colectivo.El Guillatún
Dirección y Dramaturgia: David Ignacio Arancibia
Escenografía: Esteban Lorca González
Diseñadora de Vestuario: Verónica Genta Plaza
Elenco: Viviana Cheuquepan Collin, Margarita M. Cuminao, Sandra Huenupang, Cristian Martínez, Danitza Segura Lincaqueo, Cristopher Araya Millapánn.
Música: Nadia M. Cuminao, Rodrigo Valenzuela, Osvaldo Sazo.
Producción: Colectivo Rumel Mülen.