El dolor de desaparecer del mundo
Con una historia que a primera vista parece ser para un público infantil, Un poco invisible trata temas existenciales basados en la muerte y los miedos que ésta conlleva, desde la perspectiva de dos niños. Este montaje tiene la particularidad de relatar alternando la actuación con la animación stop motion, por lo que les es mucho más fácil tratar el tema central de la obra: Felipe está desapareciendo.
Que se esté quedando invisible preocupa a su hermano menor Max. Son dos niños de entre 8 y 5 años que están en su casa buscando la solución a la invisibilidad de Felipe, pues cada vez se va haciendo más rápida. Quien tiene las respuestas para saber qué hacer en esta situación es el oráculo. Pero no es cualquier adivino, sino que es el mensaje que se va generando a medida que los niños van cambiando el canal de la televisión. Así van obteniendo la información necesaria para encausar sus aventuras dentro de la casa para que Felipe vuelva a ser visible.
Pero ¿qué lo hace invisible? ¿Es realmente invisible o es sólo un juego de niños? Esta es una duda que se va gestando en el público. Tras la desaparición paulatina de Felipe se esconde un dolor muy grande. La pérdida, la muerte y el miedo a no volver nunca más a pisar esta tierra, a acompañar a los que se ama.
La obra es un proyecto financiado por Fondart y se presenta a través de la compañía Maleza. La dramaturgia es de Andrés Kalawski, quien se contactó con los directores de Maleza (Hugo Cobarrubias y Muriel Miranda) para que se hicieran cargo de la dirección y puesta en escena a través de las animaciones que se aprecian en la obra. Además, Muriel Miranda también forma parte del elenco junto a Mariana Muñoz, y ambas trabajan la voz de una manera muy acertada para dar vida a los niños de la historia.
La obra fluctúa entre las animaciones en stop motion, presentadas a través de una pantalla en el escenario, y la actuación de ambas actrices frente a ella. Esto genera un intercambio sólo de los personajes, pues la escenografía la vemos siempre de la misma manera a través de la pantalla. Es interesante cómo se trabaja el tema de la invisibilidad cuando las actrices están en escena, pues se nota que hay un gran trabajo en la búsqueda de generar efectos visuales mediante la escenografía. A veces sucede que el escenario es tan rico visualmente que la historia se pierde por la sobre estimulación de elementos que son novedosos y muy atractivos de apreciar mediante las animaciones stop motion.
Un poco invisible apela a la niñez del espectador, pero no la de colores fuertes y momentos felices, sino que nos muestra la niñez difícil de estos dos niños, del dolor que sienten y cómo éste se esconde tras un aparente juego. Para ellos no es un juego, sino la respuesta y la búsqueda de superación de un momento duro que les dio la vida, donde la desaparición real, la muerte de su madre, se manifiesta en esta invisibilidad de la que intentan escapar. Es una metáfora que pareciera no serlo por la literalidad del lenguaje de los niños.El Guillatún