Salas de concierto y teatros… pero antes, hábitos culturales y equidad de acceso
En general, los temas culturales en Chile tienen distintas aristas de discusión, pero con frecuencia hay un punto que genera debate en medios de comunicación escritos y que guarda relación con la existencia o no de salas de conciertos de calidad. ¿Cuán importante es la construcción de una sala de conciertos en el desarrollo cultural de un país? Mucho, en la medida que simboliza avances, alberga temporadas, entrega condiciones adecuadas, y permite una interpretación de alta calidad musical si las condiciones acústicas son las óptimas. Sin embargo, en Chile la discusión sobre la construcción de salas o la existencia de las mismas tiende a socavar lo que en cierta medida es más importante aún, que es la creación de audiencias, que sean capaces de asistir y ojalá colmar esos teatros.
Con el fin de evitar malentendidos, es importante clarificar algo. Los teatros o salas de concierto son importantísimos para el desarrollo de un circuito de conciertos que involucren temporadas regulares de música de cámara, orquestas y solistas. Conjuntos estables que por años se han desempeñado en salas no aptas, han logrado por fin tener espacios óptimos para su desarrollo y quehacer. No obstante, éste es el resultado de procesos largos, trabajados con estudios y perspectivas de largo plazo. En Chile aún tenemos que avanzar en crear audiencias. Para esto es necesario utilizar recintos que den mayor acceso para la gente en general, y por ende organizar temporadas en recintos que puedan relacionar dos elementos para la audiencia: familiaridad y condiciones para la música. Los recientes estudios siguen mostrando que el acceso a la cultura es inequitativo, donde gran parte de los sectores más acomodados son los que más se desarrollan en esta área, pese a que gran parte de la producción es financiada a través del Estado. Por esta razón, la necesidad de utilizar escenarios de mayor cercanía a la población en cuanto a acceso, distancia y familiaridad se hace imperativa. Un ejemplo es la utilización de iglesias, como ha sido la tónica de la Orquesta de Cámara de Chile, conjunto dirigido actualmente por Alejandra Urrutia que ha desarrollado una gran actividad concertística de difusión de repertorio tradicional y contemporáneo en iglesias de la capital y de la quinta región en forma regular, simultáneamente con la realización de conciertos en teatros destinados a la música clásica. Por otro lado, tenemos la realización del Festival de Guitarras del Maipo, evento que incluyó la realización de siete conciertos en iglesias de la zona, aspecto que posibilitó la difusión y una asistencia que superó las expectativas.
¿Por qué es importante señalar y desarrollar la diferencia? Básicamente porque implícitamente hay un tema de acceso a la cultura de manera equitativa en la discusión. La mayor cantidad de recintos tradicionales en la capital están ubicados en el centro y en comunas del sector oriente. En este sentido, zonas de menores recursos no cuentan con salas adecuadas para la realización de temporadas similares, y por ende, falta de recursos para la realización de los mismos. Por esta razón, claramente las personas de estos sectores tienen menores posibilidades potenciales de acceder a evento culturales, y específicamente musicales, ya que no es fácil acceder a los teatros y salas ubicadas en otras comunas por razones de transporte y horarios. Es por esto, que en estos casos necesitamos una medida de desarrollo de audiencias que no debe esperar la existencia del recinto ideal para la música. En otras palabras, la existencia de un teatro para quinientas, ochocientas, o mil personas, en estas comunas pasa a un segundo plano, ya que hay una necesidad anterior que debe ser cubierta. Es por esto que se deben organizar itinerancias y temporadas regulares en otros recintos como los descritos en el párrafo anterior, como colegios o iglesias, que son de mayor y más fácil acceso, más próximos en cuanto a distancia y que fomentarían canales de difusión más accesibles a la población de los sectores señalados.
En otras palabras, en estos casos es necesario desarrollar un público que determine una necesidad posterior de crear un recinto con condiciones óptimas para la realización de conciertos, como una sala de conciertos. Por ende, será el resultado de una política de desarrollo que buscará que la futura sala cuente con un público sustentable gracias a la realización de conciertos en recintos poco habituales que en su momento buscaban intervenir los espacios que la gente ya frecuentaba. De esta manera, el problema para la creación de una audiencia para una nueva sala tiende a disminuir.
Es por esta razón que la discusión sobre la necesidad de creación de nuevas salas debe ser realizada de manera responsable y cuidadosa. La creación de un espacio óptimo no garantiza que la gente colmará las salas. Primero debemos crear hábitos; y para eso es necesario crear una oferta en las condiciones del momento y que permitan que la mayor cantidad de personas posibles puedan acceder equitativamente a una determinada manifestación artística.
Ahora bien, ¿quién realiza estas temporadas? ¿Quién cubre esta necesidad? ¿Cómo se lleva a cabo? ¿Mantenemos el mismo formato? Todas estas preguntas son posteriores una vez que se identifica el lugar o el sector donde quiero empezar a construir una audiencia que posteriormente permita justificar y hacer sustentable una futura sala de concierto. O, que permita crear hábitos para después invitar a estas personas a otros escenarios u otros centros culturales que, en teoría, pueden presentar mejores condiciones acústicas.
Por ejemplo, ¿quién dará estos conciertos? Todo dependerá de los recursos. Si la gestión logra un apoyo mixto de recursos privados y públicos, la flexibilidad es mayor. Sin embargo, lo más probable es que se cuenten con recursos provenientes del Estado, a través de fondos concursables. En este caso, es posible organizar una temporada que involucre artistas o grupos de cámara de trayectoria nacional, e internacional, junto a conjuntos o solistas de destacados conservatorios como parte de planes de extensión y desarrollo de estas instituciones. De esta manera se podría gestionar combinando esfuerzos junto a instituciones de educación superior que necesitan crear nuevos espacios para sus estudiantes más avanzados. La siguiente pregunta es qué tipo de formato utilizar. Y es aquí donde la combinación de repertorio, la extensión del mismo, son fundamentales. Por un lado, no cometer el error de sólo interpretar obras de fácil acceso, o un potpurrí de fragmentos de piezas famosas. Por el contrario, debe ser un programa equilibrado, de distintos estilos, y que al mismo tiempo, muestre obras de envergadura. La clave está en cómo explicar esa obra a nuevas audiencias, y en cómo poder preparar a las personas a una experiencia sonora diferente y quizás distinta a lo que se ha escuchado antes. Y quizás no pretender que el concierto dure dos horas en total; en ocasiones conciertos de 45 minutos o de dos partes de corta duración son más efectivos que recitales de una extensión mayor.
Existen otros puntos que resolver, pero la principal idea es enfatizar que la creación de audiencias no depende sólo de la existencia de salas perfectamente acondicionadas para la música. Primero debemos crear hábitos culturales que permitan que estas salas sean sustentables, y para eso debemos estudiar a los potenciales espectadores, revisar cuan inequitativa es la existencia de temporadas a lo largo del territorio nacional, y examinar la concentración de recintos en ciertos lugares. Una vez que reconocemos esto, podemos intentar gestionar la creación de temporadas o itinerancias regulares, utilizando recintos que la gente reconoce porque son cotidianos para ella: museos, bibliotecas, iglesias, etc. Una vez que ese público está fortificado, sabiendo que hemos empezado a crear hábitos, estamos en condiciones de poder enfatizar, justificar y sobre todo de convencer sobre la importancia de un lugar apto para la realización de este tipo de manifestaciones. Debemos ser firmes, pero a la vez astutos en cómo generamos estos proyectos, teniendo como principal objetivo un desarrollo cultural inclusivo y equitativo para todos los habitantes de nuestro país. Y si podemos tener salas de conciertos a lo largo de nuestro país en relación equitativa, estaremos en una dirección donde la cultura sea accesible para todos.El Guillatún
Susana
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Creo que si bien tiene razón, el crearlas audiencias es vital para la promoción de las actividades culturales, el tener los lugares adecuados para apreciarlas puede cambiar la percepción que se tiene de las mismas. No es lo mismo escuchar un concierto o ver una obra de teatro en el patio de un colegio o una plaza, que tener esa misma experiencia en un lugar con la acústica, la iluminación y la comodidad adecuadas las que permiten apreciar en toda su magnitud la belleza y el mensaje que se busca transmitir, eso más la publicidad adecuada y el ajuste en los horarios podría contribuir efectivamente a la creación y el mantenimiento de las audiencias que alimenten esos lugares.
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The Broken Consort
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“Un ejemplo es la utilización de iglesias, como ha sido la tónica de la Orquesta de Cámara de Chile”.
Y muchas otras agrupaciones, especialmente de música antigua, que utilizan estos recintos por contar con órganos de tubos y por su acústica que beneficia el trabajo de cámara. Un claro ejemplo, la iglesia luterana (Lota-Kirche).
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