La Danza entre China y Occidente
LA BARRERA EPISTEMOLÓGICA
Las referencias occidentales en torno a «oriente» o a «lo oriental» se enmarcan de partida en un problema de inaccesibilidad lingüística. Al describir o analizar cualquier artefacto o fenómeno oriental nos aproximamos a un abismo infinito de especulación y de imprecisión, puesto que nuestros parámetros eurocéntricos nos impiden hacer el giro epistemológico necesario para tener cualquier acceso certero a aquella cultura. Lo mismo ocurre con la noción de «arte» y por cierto con la noción de «danza». Teniendo en cuenta la incertidumbre sustancial que acompañará siempre nuestras reflexiones en torno a Oriente, y a modo de apertura de este espacio que El Guillatún dona a la cultura china, intentaremos dar algunas impresiones generales de cómo se desarrolla hoy la danza en China, y en qué aspectos podemos encontrar los mayores entronques y diferencias con nuestra propia cultura occidental y latinoamericana.
LA REVOLUCIÓN CULTURAL Y EL SOLAPAMIENTO DE LA TRADICIÓN
China o 中国 Zhōngguó, «reino del medio», refiere a una cultura milenaria que no se circunscribe únicamente al proyecto político de La República Popular de China. Hoy en día sólo China continental se rige por el legado político y cultural de Mao Tse Tung (Máo Zédōng) que ahora continúa su sucesor Xi Jinping, pero Taiwán y Hong Kong son dos territorios (islas) que, aun teniendo las mismas bases culturales chinas de la etnia Han, son dos naciones independientes cuyas identidades se han ido desarrollando de una manera radicalmente distinta —e incluso demarcándose en oposición— a la de China continental; sobre todo luego de la Revolución Cultural impulsada por Mao en 1966, a partir de la cual, borrando todo vestigio del pasado, se pretendía engendrar una nueva China con fuerte espíritu revolucionario, proletaria e igualitaria. Por más de veinte años, gran parte de los conceptos tradicionales chinos fueron perseguidos y eliminados: se homogeneizó el idioma, se destruyeron libros y templos, y muchas prácticas y técnicas tradicionales en el ámbito del arte, como lo fue la danza tradicional china (o danza clásica china), dejaron de transmitirse y quedaron enterradas en el pasado.
La Compañía Shen Yun Performing Arts, o Compañía de Representación de Artes Divinas, fundada en 2006 en Nueva York, es la única compañía de danza clásica china que sigue funcionando activamente y promoviendo sus valores y caracteres por todo el mundo. Vina Lee, coreógrafa y primera bailarina de la Compañía, en una entrevista dada al diario La gran época, señala que frente a la mutilación de las artes tradicionales que llevó a cabo la Revolución cultural de los 60´s, las danzas Interpretativas Divinas son fundamentales en el proceso de recuperación de las tradiciones chinas y para que también el mundo occidental pueda tener conocimiento de ellas. En China hoy en día sigue operando el solapamiento de los valores tradicionales. Si bien se han llevado a cabo reformas de ciertas prácticas Maoístas, sobre todo en el ámbito económico —con la creación de Zonas Económicas Especiales, donde se favorece el libre mercado y la inversión extranjera— China aún tiene mucho camino por recorrer en el descubrimiento de sus propias raíces.
EL ENCUENTRO: ARTE TRADICIONAL, ARTE SAGRADO
El texto Danza de Oriente y Danza de Occidente (Thémata, 2006), recopila diversos artículos en torno al tema de la danza, con el objeto de llevar a cabo un análisis comparativo sobre la manera en que se ha ido configurando y complejizando el concepto de danza en ambos polos culturales. Antonio Antón Pacheco, propone que cualquier aspecto en común que pudiera encontrarse entre oriente y occidente tomaría lugar en las nociones cosmológicas y metafísicas tradicionales de cada cultura, resguardadas en y transmitidas por sus respectivas plataformas simbólicas. El autor toma la categoría de tradición no desde criterios historicistas sino metafísicos, y se refiere a ésta como el soporte donde se hace presente el sentido y donde se establecen los parámetros de comprensión y de interpretación (hermenéuticos) del símbolo, el cual es al mismo tiempo el que entrega al arte tradicional una impronta sagrada, una facultad re-ligadora o conectora con el mundo de lo divino.
La danza, como el arte, ha sido una de las prácticas primordiales en el acto de conexión con las fuerzas naturales correspondiente al rito, que es en sí mismo una forma de ordenamiento o reactualización del orden o cosmos. Según tanto la tradición Helénica como la China donde habría un poder configurador y ordenador habría arte y artista. En este principio ordenador, sagrado, reside también la vinculación de la danza con la música y con la noción de ritmo en particular, puesto que para los griegos la danza era un conjunto de gestos sometidos a una secuencia rítmica, es decir, a un ordenamiento de los gestos y movimientos, no sólo en el espacio, sino que también en el tiempo. En China el concepto sagrado de orden, y por lo tanto de música, tenía una fuerte connotación moral. Confucio en su texto Yue Ji (Notas sobre la música, escrito hace más de 2.500 años) define la música como «la sublimación de la moralidad», y dice que tan cercana a la música, la danza, afecta también el código moral de una persona, tanto en su condición de danzarín como de espectador.
LA SEPARACIÓN: LA MUERTE DEL ARTE Y EL NACIMIENTO DE LA ESTÉTICA OCCIDENTAL
Pero la historia avanza y el arte occidental sigue un camino que lo lleva a diferenciarse totalmente del arte oriental. Como lo expone Hegel en Introducción a la estética, en occidente el arte pierde su carácter simbólico, pierde su referente ontológico y con ello su rasgo sagrado que en algún momento compartió con el arte de oriente. El arte muere según Hegel, porque se aboca a la experiencia subjetiva y pasa de ser una práctica simbólica a una práctica racional. El objeto o acto de arte ya no es el encuentro con lo divino, sino una filosofía del arte, una estética, y no más un arte en sí mismo. Dentro de este proceso, la danza occidental se atomiza y complejiza en diversas técnicas; surge la idea del solista, bailarín que por tener un virtuosismo particular debe apartarse del cuerpo de baile. Dejando atrás el ballet, la danza moderna comienza a buscar referentes que tienen que ver con la revolución, la crisis del sujeto y la crítica social, hasta que finalmente la danza contemporánea se encuentra con la necesidad de desmarcarse de todo código conocido.
EL TRAZADO DE DOS IDENTIDADES EN LA DANZA
En cuanto a la transmisión y educación de la técnica, la danza en China no tuvo la sistematización que tuvo el ballet en occidente a través de sus escuelas e institutos. En los diferentes periodos de la historia china, la danza siempre estuvo muy vinculada a las artes marciales, y fueron principalmente los guerreros quienes ejecutaban y enseñaban las danzas, ya fuera al público en general o al mismo Emperador, cuenta Vina Lee de la Compañía Shen Yun. Por la influencia que ejercieron las artes marciales, las técnicas avanzadas de la danza china incluyen saltos y giros que a veces requieren hasta una mayor maestría técnica que los del ballet clásico occidental. También, al no haber habido una enseñanza sistemática a lo largo de 5.000 años, la danza china alcanzó a acumular y a adoptar una mucho más amplia gama de posibilidades de movimientos —al igual que de patrones estéticos— que el ballet. Si bien en cuanto al entrenamiento físico la danza clásica china se asemeja al ballet en el uso de barra, centro y trabajo en el piso, el espectro gestual de la danza china es muchísimo más amplio y más flexible, lo cual permite retratar con mayor versatilidad distintas realidades, tanto emocionales como externas, que el ballet clásico no permitiría.
Hoy en China continental las escuelas de danza apuntan en su mayoría a diversas versiones de ritmos y técnicas principalmente occidentales. Existe una proliferación progresiva de escuelas de Latin Dance (salsa y bachata principalmente), Beli Dance (una versión fitness de la danza del vientre), Ballet (principalmente la técnica Vaganova), Street dance y Hip-hop, entre otras, las cuales únicamente dan testimonio de la acelerada introducción de la cultura occidental y de la frenética idealización que hacen de ésta los chinos. Pero, por otro lado, en toda China se pueden observar a diario grupos de mujeres de entre 30 a 70 años, que se reúnen mañanas y tardes, en distintas plazas y espacios abiertos de la ciudad, a realizar por aproximadamente 1 hora, una coreografía compuesta por movimientos simples y pequeños desplazamientos. El uso de objetos como cintas, abanicos, espadas y paraguas, para visualizar el movimiento y ejecutarlo de mejor manera, es muy común. En estos espacios la danza toma un carácter absolutamente colectivo, público y democrático, las coreografías son inventadas por ellas mismas y cada cierto tiempo hacen festivales para mostrar su trabajo a la comunidad vecinal.
El concepto de danza contemporánea no se conoce prácticamente en la China continental. Ni siquiera en las llamadas Zonas Económicas Especiales, que tienen mayor acceso a conceptos y elementos culturales externos que otras zonas de China. La danza contemporánea y toda su problemática en torno a la creación de nuevos códigos, como se mencionaba anteriormente, corresponde a un proceso que responde a un desarrollo esencialmente occidental de la cultura. Por tanto compañías de danza contemporánea, realización de festivales de danza contemporánea, mesas de discusión en torno a los conceptos de danza contemporánea, toman lugar principalmente en los círculos de danza de Taiwán y Hong Kong. Sin embargo, se pueden ver en la China de Xi Jinping de vez en cuando, bailarines y maestros extranjeros, principalmente occidentales interesados en promover nuevas técnicas y en dialogar con las distintas formas de entender el cuerpo y el movimiento en China.El Guillatún