Sobre vidas a medias
«El ruido de las cosas al caer» de Juan Gabriel Vásquez
Esos ruidos formaban parte de mi historia auditiva. Desde que la cinta cayó en el silencio, desde que los sonidos de la tragedia cedieron el lugar a la estática, supe que habría preferido no escucharla, y supe al mismo tiempo que mi memoria seguiría escuchándola para siempre.
—Juan Gabriel Vásquez, 2011, p. 84
La novela más aclamada del escritor colombiano Juan Gabriel Vásquez y premiada por Alfaguara en 2011, comienza con el relato extravagante de la fuga de tres hipopótamos del zoológico privado del famoso narcotraficante Pablo Escobar y su posterior captura.
El ruido de las cosas al caer narra la amistad de Antonio Yammara y Ricardo Laverde que cambiará y transformará la vida de ambos para siempre. Antonio es un joven profesor de Derecho, solitario, depresivo e introvertido, que dedica su tiempo libre a jugar pool y a reconstruir la historia de su nuevo mejor amigo. Mientras que Ricardo, ya casi en la cincuentena, es un aviador lleno de secretos, fantasmas y dolores, que después de diecinueve años en prisión, intenta recuperar su vida desde el punto donde quedó truncada.
La novela está dividida en dos partes. La primera, situada en la Bogotá actual, narra el reencuentro de estos dos personajes, el deambular de sus vidas y la construcción a pedazos de las memorias de Ricardo. Mientras que la segunda parte, es el relato de cómo Ricardo llega a ser lo que es y de cómo su vida se rompe en pedazos.
En este periodo, Ricardo es un joven lleno de sueños y esperanzas, que quiere conquistar el mundo de la mano de Elena, una gringa soñadora como él, que desea cambiar Colombia mediante trabajos voluntarios y un equipo de jóvenes entusiastas.
Vásquez a través de sus personajes rememora la historia reciente de Colombia, historia de una generación marcada por la violencia y el narcotráfico. Puesto que para su personaje principal, los crímenes o «magnicidios» (como los llamaba la prensa colombiana) habían «vertebrado su vida o la puntuaban como las visitas impredecibles de un pariente lejano». Sin embargo, en muchos momentos la historia se transforma en un sinfín de lamentos y de cuestionamientos propios de un personaje retórico, que prefiere vivir a través de los ojos de Ricardo, en vez de tomar las riendas de su propia vida.El Guillatún
La gente de mi generación hace estas cosas: nos preguntamos cómo eran nuestras vidas al momento de aquellos sucesos, casi todos ocurridos durante los años ochenta, que las definieron o las desviaron sin que pudiéramos siquiera darnos cuenta de lo que nos estaba sucediendo. Siempre he creído que así, comprobando que no estamos solos, neutralizamos las consecuencias de haber crecido durante esa década, o paliamos la sensación de vulnerabilidad que siempre nos ha acompañado.
—Juan Gabriel Vásquez, 2011, p. 84