Lynch/22
Dibujos de la artista chilena Paula Lynch
La muestra consiste en 23 dibujos a lápiz sobre papel, a escala real, que retratan a destacados artistas nacionales.
El proyecto Lynch/22 se centra en el trabajo con el retrato, mirado desde una perspectiva distinta que amplía la visión histórica de este género pictórico, para el cual la mujer se había constituido en objeto privilegiado de la mirada del artista.
Técnicamente, la obra de Lynch propone un regreso a lo simple, al papel blanco y el lápiz de carbón, similar a los primeros materiales que el hombre utilizó para su expresión artística.
Desde el 6 de marzo hasta el 28 de abril de 2013 en el segundo piso, ala norte del MNBA.
Durante dos meses se exhibirá en el Museo Nacional de Bellas Artes la muestra Lynch/22 de la dibujante Paula Lynch. Este proyecto, basado en dibujos a lápiz sobre papel, consiste en 22 retratos de pintores chilenos vivos. A ellos se suma, a manera de homenaje, un retrato de Claudio Bravo, que debido a que «pertenece a otro plano», según señala la autora, no se cuenta dentro de los otros 22 que dan nombre a la muestra; para Lynch su presencia es imprescindible, ya que, según recuerda «tuve la gran suerte de conocerlo y compartir con él momentos inolvidables. Es alguien a quien admiraba y de quien aprendí mucho».
En Lynch/22 la artista visual retrata a sus pares masculinos, sin embargo, lo que encontramos aquí no son sólo retratos. La propuesta conceptual va más allá; representa además el juego hombre-mujer y, aquellos que siempre se encuentran del otro lado de la obra, dejan de observar para convertirse en observados, generándose una interesante tensión entre los roles tradicionales de sujeto-objeto en la pintura.
Lynch comenzó esta serie retratando a personajes con los cuales sostiene una amistad y en medio del proceso creativo, se dio cuenta de que los artistas siempre han estado al otro lado del atril. Así, aparecieron nuevas ideas, y una de ellas fue la de inversión de roles; no sólo del artista y la modelo, sino también de lo masculino y femenino, de lo simple y lo complejo en la factura de una obra. La serie de imágenes masculinas de Lynch hace referencia a todos los retratos y desnudos femeninos existentes en la historia del arte, siendo la mayoría de ellos pintados por hombres.
«Al carecer las obras de algún objeto decorativo o espacial del entorno propio de estos artistas, éstos se presentan frente al lápiz de Lynch desnudos, alcanzando un nivel de intimidad personal casi sin pudor. Lynch es quien se convierte en la pieza central, ya no es ella la artista femenina solitaria, enfrentándose a un mundo de hombres. Lynch es ahora el creador y estos artistas masculinos como sus sujetos, quienes se rinden deliberadamente a su mano y a su representación pictórica», analiza la historiadora del arte, Bernardita Mandiola.
De esta forma, los rostros de pintores chilenos como Benjamín Lira, José Balmes, Gonzalo Cienfuegos, Mario Toral y Claudio Bravo, entre otros, salen de detrás del bastidor para comparecer frente al público desde el papel.
En Lynch/22 esta dibujante disfruta la aparente simpleza de trabajar con materiales que han sido utilizados desde los inicios de la humanidad. Lápiz, derivado del carbón; y papel, derivado de la madera, dan forma a una obra que la artista define como «realismo puro».
Paula Lynch (Santiago de Chile, 1963), diseñadora gráfica de profesión, es una artista visual con más de 20 años de trayectoria, que se ha desempeñado como dibujante y pintora realista. Su obra ha sido expuesta en conocidas galerías de Santiago y de El Salvador.
El año 2000 ingresó al circuito formal del arte con una muestra de desnudos en la Galería Tomás Andreu, que la definió como representante del hiperrealismo pictórico. Su trabajo se centra fundamentalmente en el individuo, desnudos y retratos. Sus temas recurrentes son la problemática del ser humano, su intimidad y sus conflictos, así como la mujer y su descendencia. Lynch observa y analiza al sujeto femenino y masculino dentro de un marco de misterio y dualidad.
En su última exposición, en 2010 en la Galería Isabel Aninat, mezcló el dibujo abstracto y realista, donde el protagonista volvió a ser el cuerpo.