«Metrópoli» reúne obras de Sebastián Mahaluf y Bruno Giliberto en Galería Gabriela Mistral

Cuerpo, espacio y ciudad se relacionan en las instalaciones que presentan Sebastián Mahaluf y Bruno Giliberto en Galería Gabriela Mistral. Los artistas fueron convocados por Andrés Duprat –curador, guionista y arquitecto argentino– para una exhibición que aborda también la experiencia del lugar expositivo.

El 6 de septiembre a las 19:30 horas, Metrópoli abrirá con una performance de Mahaluf en la que participarán 48 personas tensando por el lugar mil metros de cintas elásticas blancas.

En Metrópoli, Sebastián Mahaluf y Bruno Giliberto fueron relacionados por el curador argentino Andrés Duprat con propuestas que tensionan cuerpo, arquitectura y ciudad. Mientras el primer artista acude a la instalación y la performance, el segundo construye un relato a través de la fotografía y el uso del muro. Los artistas intervienen el lugar trastocando su experiencia y activando nuevos sentidos de contexto, ya sea su ubicación dentro de un edificio del Ministerio de Educación (Mahaluf) o en el Barrio Cívico (Giliberto).

Metrópoli es la tercera exposición del programa curatorial 2013 de Galería Gabriela Mistral (Ggm). Los artistas fueron seleccionados por Duprat dentro de 216 proyectos en una convocatoria nacional. La mirada del curador fue también la de un arquitecto y guionista de cine que trabaja desde distintos contornos la relación del cuerpo y los espacios.

«A medida que avanzaba en las entrevistas fui identificando ciertos puntos de partida para una posible idea de exposición que resonaban particularmente sobre mi propia mirada del arte contemporáneo. Estos puntos de partida tenían que ver con las búsquedas, operaciones y manipulaciones de algunos artistas respecto al espacio expositivo y con la puesta en valor de abordajes en los que la experiencia sensible esté por encima de la hiper intelectualización de sus producciones», explica.

Para la muestra, agrega, «Sebastián Mahaluf opera sobre la arquitectura utilizando cuerdas, tensores y tramas que dinamizan y transforman el espacio; Bruno Giliberto aborda tópicos como la recreación del paisaje a través de instalaciones basadas en la reproducción gráfica y fotográfica».

SEBASTIÁN MAHALUF

Autotensión es la propuesta de Mahaluf que comenzará el día de apertura de la muestra –6 de septiembre a las 19:30 horas– con una performance colectiva. La intervención ocupará mil metros de cintas elásticas blancas que saldrán desde el interior de Ggm hacia el exterior, donde estarán atadas a la cintura de 48 personas. «Luego de un tiempo, cada voluntario entrará a la galería. Atado a su respectiva cinta, pasará por el centro de la sala, donde encontrará a estas mismas cintas envolviendo como un manto un grueso pilar de cemento. Cuando cada uno suba a las oficinas administrativas de la galería, amarrará y tensará nuevamente las cintas elásticas, finalizando así la construcción de la instalación», detalla el artista.

En forma simultánea, se proyectará un video animación de un proyecto previo para todo el edificio del Ministerio de Educación (lugar que alberga a Ggm), intervención de la fachada con cintas elásticas desprendiéndose desde sus 48 ventanas hasta entrar a la galería por la ventana sobre el acceso. «Autotensión es sacar de las entrañas del lugar toda la tensión desde su interior, y volverla hacia el origen. Son intersecciones de tensión y desplazamiento, que pretenden desenterrar y unir parte de una historia, quizás para comprender lo que nos separa el uno del otro», dice.

BRUNO GILIBERTO

Para Ggm, Giliberto propone «un ejercicio de relación con la ciudad y con la memoria colectiva de Santiago». El artista y arquitecto fotografió el centro cívico desde la base de la bandera chilena y trasladó su imagen, sutilmente adaptada, al interior de la galería.

«Mi trabajo en artes visuales está estrechamente ligado a la fotografía y en particular al paisaje en la ciudad. Sin embargo, mi interés no es una técnica en particular sino una reflexión acerca de nuestra relación con el espacio público, la arquitectura y la construcción de paisaje en distintos contextos sociales», detalla.

La imagen del Barrio Cívico se desplaza y se proyecta en un espacio nuevo: «Se divide en fragmentos regulares para proyectarlos como mural. La impresión de las diferentes unidades y finalmente del conjunto, se puede hacer desde una impresora corriente, lo que hace que la pieza sea reproducible a voluntad, como un hágalo usted mismo. La obra expuesta se convierte en el espejo del lugar cotidiano, rutinario para muchos, que lo acoge y adquiere un valor escenográfico y elocuente».